Las ciudades al frente del cambio climático: cuando los alcaldes lideran donde los gobiernos fallan

En vísperas de la COP30 en Brasil, más de 300 alcaldes se comprometen a enfrentar la crisis climática desde lo local con planes concretos frente a olas de calor, emisiones y justicia ambiental

La cumbre de alcaldes en Río de Janeiro: un frente común por el clima

Con la COP30 tocando a sus puertas, Brasil recibió esta semana una cumbre clave en Río de Janeiro: más de 300 alcaldes de todo el mundo se unieron para articular soluciones locales contra el cambio climático, convocados por la red internacional C40. Entre discursos encendidos, datos alarmantes y compromisos tangibles, quedó claro que mientras muchas naciones retroceden o titubean, las ciudades actúan.

El evento fue inaugurado por Selwyn Hart, asesor especial del secretario general de la ONU en materia climática, quien subrayó: "Los alcaldes están en la primera línea de la crisis climática". Lo dijo con énfasis, remarcando que en un mundo dividido por tensiones geopolíticas, la coordinación local es más crucial que nunca para implementar el Acuerdo de París.

El Acuerdo de París y la deuda pendiente

El Acuerdo de París—adoptado en 2015—estableció como meta mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2°C (idealmente 1.5°C) respecto a los niveles preindustriales. Para ello, es clave reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, los compromisos nacionales están lejos de ser suficientes.

Al respecto, Ana Toni, jefa climática de Brasil y directora ejecutiva de la COP30, fue contundente: “Para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, necesitamos que los alcaldes tomen decisiones audaces todos los días, junto a la ciudadanía.”

Calor extremo: una amenaza creciente

Uno de los ejes centrales del encuentro fue el tema del calor extremo. Las ciudades del mundo están cada vez más expuestas a temperaturas inéditas. Kate Gallego, alcaldesa de Phoenix (EE.UU.), relató que su ciudad alcanzó los 48°C (118°F) en dos ocasiones este año, batiendo récords históricos.

Su plan para combatir el calor incluye la plantación masiva de árboles, estructuras de sombra pública, tecnología urbana de superficies frías y programas de capacitación para emergencias vinculadas con el calor.

Las cifras son alarmantes: según una investigación de World Weather Attribution, Climate Central y la Cruz Roja, 4 mil millones de personas vivieron al menos un mes extra de calor extremo entre mayo de 2024 y mayo de 2025 como consecuencia directa del cambio climático provocado por el ser humano.

La exalcaldesa de Freetown, Yvonne Aki-Sawyerr, quien también copreside la red C40, advirtió: “El calor extremo es hoy el desastre natural más mortal vinculado al clima, con casi 489,000 muertes anuales”.

El desafío de la desigualdad térmica

La exposición al calor no es igual para todos. Un fenómeno llamado injusticia térmica afecta de forma desproporcionada a comunidades pobres, personas de edad avanzada y trabajadores al aire libre. Un análisis de The Lancet proyecta que hacia el 2030, las pérdidas globales por productividad debido al calor extremo serán de unos 2.4 billones de dólares al año, sobre todo en sectores como agricultura y construcción.

Estas pérdidas no solo reflejan impactos económicos, sino un debilitamiento del tejido social y comunitario urbano.

Alcaldes vs. gobiernos nacionales: una disputa climática

Durante la cumbre, se hizo alusión al papel errático de ciertos gobiernos en materia climática. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, fue categórico al criticar al expresidente de EE.UU., Donald Trump, quien calificó al cambio climático como “una estafa”.

Los alcaldes somos hacedores climáticos, mientras que muchos estados siguen siendo negadores o saboteadores del clima”, declaró Khan, diferenciando a los llamados hacedores (climate doers) de los destructores climáticos (climate wreckers).

Por su parte, Gallego ofreció un contraejemplo positivo dentro de EE.UU.: “50 ciudades estadounidenses están hoy aquí. Si nuestro gobierno nacional retrocede, nosotros avanzamos”.

Cool Cities Accelerator: una respuesta concreta

Uno de los hitos de la cumbre fue el lanzamiento de la iniciativa Cool Cities Accelerator, una coalición inicial de 33 ciudades comprometidas a preparar entornos urbanos para enfrentar un futuro más caliente. Entre los firmantes están Buenos Aires, Austin, París, Nairobi, Singapur, Boston y Freetown.

El objetivo a 5 años es ambicioso:

  • Elevar los estándares de construcción urbanística
  • Aumentar la cobertura arbórea y de sombra
  • Diseñar espacios urbanos pensados para enfriar
  • Habilitar centros de enfriamiento en barrios vulnerables

La Fundación Rockefeller ha comprometido cerca de 1 millón de dólares para iniciar el trabajo, junto a otras instituciones como ClimateWorks Foundation, Z Zurich Foundation y el gobierno de Dinamarca.

Cada ciudad reportará avances cada dos años. Las métricas incluirán el número de centros de enfriamiento abiertos, calles rediseñadas con vegetación, tecnología de superficies frías y modificaciones normativas aprobadas.

Ciudades más rápidas que países: el modelo climático urbano

Según C40, sus ciudades miembro están reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero a una velocidad cinco veces superior al promedio mundial.

La investigadora Hannah Machado, especialista en urbanismo climático del instituto Insper, explica: “Las ciudades sienten más rápido los efectos del clima extremo. Por eso también son más rápidas en reaccionar”.

Advierte, sin embargo, que gran parte de las urbes del sur global necesita más recursos y tecnología para adaptarse. “Adaptarse al cambio climático es más difícil donde falta agua potable, donde los barrios informales no tienen infraestructura básica”, afirma.

Mirando hacia COP30: ¿y ahora qué?

La cumbre de alcaldes llega como prólogo de la COP30, donde Brasil tendrá un protagonismo inédito. Las expectativas sobre gobiernos nacionales son moderadas, pero crecen las apuestas al liderazgo local.

Como lo dijo Catherine McKenna, extitular climática de Canadá y presidenta de la ONU para compromisos de emisiones netas cero: “En este año marcado por giros políticos y climáticos, el liderazgo urbano no es solo relevante: es urgente”.

Y es que, como demuestra esta cumbre, son cada vez más aquellas ciudades que se convierten en trincheras verdes frente a la apatía o la negación de los gobiernos centrales. Allí donde algunos niegan, otros enfrían, plantan y protegen.

El futuro del clima quizás no se defina en los grandes parlamentos, sino en avenidas arboladas, parques sombreados y códigos urbanos resilientes.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press