Renate Reinsve brilla en 'Sentimental Value': una joya noruega sobre familia, arte y redención
La nueva película de Joachim Trier explora las heridas emocionales de una familia a través de un cine dentro del cine, con actuaciones memorables y una narrativa íntimamente humana.
Por fin llegó a los cines “Sentimental Value”, la nueva apuesta cinematográfica del director noruego Joachim Trier, quien tras impresionar al mundo con “The Worst Person in the World” en 2021, se atreve ahora con un proyecto aún más íntimo y arriesgado: una historia sobre las relaciones quebradas de una familia, el legado del arte y los silencios que duelen más que las palabras. Con un elenco encabezado por Stellan Skarsgård, Renate Reinsve y Elle Fanning, esta película no solo es un escaparate de actuaciones portentosas, sino también una reflexión profunda sobre lo que implica ser visto.
Una casa llena de historias, heridas y recuerdos
La historia gira en torno a Gustav Borg (Skarsgård), un director de cine noruego ahora en decadencia, que comienza un nuevo proyecto tras la muerte de su exmujer. Decidido a reconectar con las personas a las que más ha fallado —sus hijas Nora (Reinsve) y Agnes (Inga Ibsdotter Lilleaas)—, Gustav intenta involucrarlas en su próxima película, una obra autobiográfica inspirada parcialmente en los traumas de su propia madre, víctima de torturas durante la Segunda Guerra Mundial.
El escenario principal, una antigua casa familiar, no es solo un telón de fondo, sino un reflejo emocional de generaciones enteras: desde el dolor de la guerra hasta la soledad del abandono paterno. Como lo sugiere la crítica, esta casa es un personaje más, el hilo frágil que aún conecta a Gustav con sus hijas.
Renate Reinsve, el alma fracturada y poderosa del filme
Renate Reinsve, quien ya deslumbró en “The Worst Person in the World” y ganó la Palma a Mejor Actriz en Cannes por ese mismo papel, ofrece aquí una actuación monumental como Nora. Su personaje es una actriz talentosa, admirada en los escenarios de Oslo, pero emocionalmente errática y profundamente herida. Nora es una mujer que odia a su padre, o al menos eso repite. Pero en cada mirada, en cada palabra contenida, se vislumbra una búsqueda desesperada por entenderlo. Reinsve logra plasmar con sutileza lo que significa haber crecido sin ser vista.
Las grietas emocionales de una familia artística
La relación entre Gustav y Nora es el centro de una película que también se permite explorar otras dinámicas, como la de la hermana menor, Agnes. A diferencia de Nora, Agnes parece tener una vida más “normal”: marido, hijo, rutinas. Pero también ella carga dolor. En un momento clave, cuando Gustav le pide que su nieto participe en la película, su reacción no es solo negativa: es visceral. Fue ella quien de niña recibió atención de su padre solo por un momento fugaz antes de ser nuevamente desplazada por el ego artístico de Gustav.
Estos matices emocionales muestran cómo las decisiones creativas —a veces disfrazadas de amor— tienen el poder de herir de manera imborrable.
Cine dentro del cine: el juego de espejos de Trier
Trier continúa con su obsesión por la memoria, la identidad y la performance, tanto personal como artística. Ya lo exploró en obras anteriores como “Reprise” y “Oslo, August 31st”, pero en “Sentimental Value” lo lleva más lejos al jugar con la metaficción. Gustav quiere sanar sus errores filmando una película sobre su madre y, por extensión, sobre sí mismo. Pero el arte no siempre cura —a veces perpetúa—, y eso es parte del aprendizaje del personaje.
La aparición de Elle Fanning como Rachel Kemp, una estrella de Hollywood que se une al rodaje para hallar un vínculo emocional más profundo con su oficio, añade una capa más al dilema ético del cine como herramienta de expiación personal. Rachel entra al mundo de Gustav como un reflejo de lo que él busca: comprensión, atención, validación. Incluso hay ecos evidentes de “Persona” de Bergman, cuando Rachel comienza, literalmente, a transformarse en Nora.
Skarsgård y la vulnerabilidad de un director roto
Stellan Skarsgård se aleja del rol dominante que suele desempeñar para dar vida a un hombre derrumbado por sus decisiones. Gustav no es un villano, pero tampoco es un héroe. Es alguien que eligió siempre el arte antes que sus hijas y ahora, cuando ve que su nombre cae en el olvido, intenta regresar por un camino que no admite redenciones fáciles. Su interpretación es contenida, madura y llena de silencios significativos. Una de las escenas más conmovedoras lo muestra consolando a Rachel como nunca fue capaz de consolar a sus propias hijas. Una metáfora dolorosa de sus fallos como padre.
Una joya emocionalmente rica y narrativamente elegante
“Sentimental Value” es una muestra de maestría narrativa. Junto con su habitual colaborador Eskil Vogt, Trier rehúye de soluciones simples y apuesta por una mirada profesional, humana y honesta sobre lo que significa el perdón. No todos lloran, no todos gritan, pero todos llevan las cicatrices que el pasado nunca dejó sanar por completo.
Visualmente, la película se aleja del dramatismo escandinavo gris habitual y opta por la cálida y delicada fotografía del danés Kasper Tuxen, que refuerza la sensación de recuerdos caprichosos donde realidad, memoria y ficción se entrelazan.
Una secuela emocional de “The Worst Person in the World”
Si bien “Sentimental Value” no es una secuela directa, muchos lo sentirán así. La presencia de Reinsve y el tono melancólico hacen eco del filme anterior. Pero acá, en vez de una joven millennial enfrentándose a la incertidumbre de su vida, tenemos a varias generaciones lidiando con los ecos de sus decisiones.
Es más madura, más contenida y, en muchos sentidos, más devastadora. Pero también deja espacio para la esperanza. Una esperanza sin aplausos ni música épica, pero presente en pequeños gestos: una conversación sincera, una mirada sostenida o un silencio compartido.
“Sentimental Value”: una obra que se siente como un abrazo incómodo, pero necesario
La película dura 133 minutos, pero su impacto perdura mucho más. Tiene ese tipo de ritmo que pide paciencia, pero recompensa con creces. Es el cine que se cobija en lo cotidiano, que respira entre frases inacabadas y que se atreve con la complejidad emocional sin necesidad de ser grandilocuente.
En su crítica para IndieWire, David Ehrlich la describe acertadamente como “un poema sencillo vestido como drama familiar”. Es preciso. Y es que pocas veces se ha visto en pantalla una representación tan equilibrada del dolor íntimo, las aspiraciones artísticas y el anhelo desesperado por volver a empezar, aunque sólo sea para estar cerca.
“Sentimental Value” llega a nosotros como un recordatorio potente de lo que realmente importa cuando se apagan los focos y las cámaras: conectar con los nuestros antes de que sea demasiado tarde.
Distribuye Neon. Calificación MPAA: R. Fecha de estreno: viernes 12 de abril. Duración: 133 minutos. Puntuación: ⭐⭐⭐⭐ (4 de 4).
