Subramanyam Vedam: 43 años en prisión por error y ahora al borde de la deportación

A pesar de ser exonerado de un asesinato en 1983, Vedam enfrenta una nueva batalla contra las políticas migratorias de EE.UU.

Subramanyam “Subu” Vedam pasó la mayor parte de su vida adulto tras las rejas, cumpliendo una condena perpetua por un asesinato cometido en 1980, en Pensilvania. Hoy, a los 64 años, enfrenta otro episodio de injusticia tras haber sido liberado: su posible deportación a la India por una acusación menor de drogas emitida cuando apenas tenía 20 años.

Una vida en prisión por un crimen que no cometió

Vedam llegó legalmente a Estados Unidos desde la India cuando era un bebé. Creció en State College, Pensilvania, donde su padre enseñaba en Penn State University. Su vida cambió drásticamente cuando, en 1983, fue condenado por la muerte de un amigo ocurrida en 1980. La sentencia: cadena perpetua sin libertad condicional.

Durante sus más de 40 años de encarcelamiento, Vedam no solo proclamó su inocencia, sino que se dedicó a educarse, obtener títulos y enseñar a otros internos, convirtiéndose en un referente dentro del sistema penitenciario. En octubre de 2023, su condena fue revocada gracias a nuevas pruebas y esfuerzos de sus abogados, y finalmente fue liberado. Sin embargo, su libertad duró poco: fue detenido por ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) minutos después de salir.

¿Por qué podrían deportarlo?

La razón actual por la cual ICE busca deportar a Vedam no está relacionada con su condena de asesinato —ahora anulada—, sino con una antigua acusación por posesión y distribución de LSD, presentada cuando tenía unos 20 años. Aunque se declaró no culpable, el caso sigue apareciendo en sus registros, y es la base legal que inmigración utiliza para justificar su disposición a expulsarlo del país.

“Tener una sola condena anulada no detiene la aplicación de la ley migratoria federal”, afirmó Tricia McLaughlin, secretaria adjunta de prensa del Departamento de Seguridad Nacional, en un comunicado.

Una respuesta judicial que da esperanza

La familia de Vedam, sus abogados, y organizaciones de derechos civiles han reaccionado ante lo que consideran una doble injusticia: la del encarcelamiento indebido y ahora la posible expulsión de un país donde ha vivido toda su vida consciente.

El 6 de febrero de 2024, dos tribunales distintos otorgaron suspensiones temporales al proceso de deportación. Por un lado, un juez de inmigración decidió esperar a que la Junta de Apelaciones de Inmigración evalúe la reapertura completa de su caso. Esa decisión podría demorar meses. Por otro lado, un tribunal federal en Pensilvania emitió una suspensión paralela que podría quedar en pausa si prevalece el proceso migratorio.

“Estamos aliviados de que dos jueces hayan reconocido que la deportación de Subu es injustificada mientras sigue pendiente la revisión completa del caso migratorio”, dijo su hermana, Saraswathi Vedam.

¿Debería considerarse el tiempo injustamente encarcelado?

Aunque la actual legislación migratoria opera en una lógica estrictamente legalista, la situación de Vedam ha abierto un debate sobre si debe existir lugar para el sentido común, el contexto y la humanidad en estos procesos. Durante sus más de cuatro décadas tras las rejas:

  • Obtuvo varios grados universitarios.
  • Sirvió como mentor y educador de otros internos.
  • Mantuvo una conducta ejemplar.

Los abogados de Vedam sostienen que todo ello debería tenerse en cuenta. Plantean que la justicia, en su más plena expresión, exige reparación integral, no castigo persistente fundado en tecnicismos.

Un sistema que castiga doblemente

El caso de Vedam no es único en su naturaleza. Miles de inmigrantes legales y residentes permanentes han sido deportados por delitos no violentos cometidos décadas atrás. Muchos de esos casos derivan de políticas implementadas tras la aprobación de la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante de 1996 durante el gobierno de Bill Clinton, la cual amplió enormemente los motivos por los cuales una persona no ciudadana puede ser expulsada incluso si ha vivido toda su vida en Estados Unidos.

Esta legislación endureció las consecuencias de delitos menores en materia migratoria, eliminando la discrecionalidad de los jueces para considerar las circunstancias individuales del acusado. Hoy en día, un delito como posesión de sustancias controladas puede desencadenar la detención obligatoria y posterior deportación.

Según el Instituto de Política Migratoria (Migration Policy Institute), más del 68% de deportaciones entre 2009 y 2019 bajo esas disposiciones corresponden a condenas no relacionadas con delitos violentos.

¿Qué nos enseña el caso Vedam?

Este caso obliga a reflexionar sobre cómo el sistema de justicia criminal y el sistema migratorio se intersectan, a menudo de una manera que produce resultados incongruentes o incluso crueles. Vedam fue absuelto finalmente del crimen más grave por el cual fue condenado, pero en vez del retorno a una vida estable, ha sido lanzado a otra forma de prisión: la detención migratoria con riesgo de deportación, un entorno que muchos abogados catalogan como legal limbo.

“Subu ha vivido en este país desde que tenía nueve meses”, explicó su hermana. “No tiene conexiones, ni familiares, ni culturales, en India. Deportarlo sería una segunda condena injusta tras todo lo que ha sufrido.”

El papel de la sociedad y la necesidad de una reforma

Si bien es el Estado quien define y aplica la ley, es también la sociedad civil la que tiene la responsabilidad de presionar por reformas cuando esas leyes devienen en injusticias. Casos como el de Vedam suscitan una pregunta fundamental: ¿puede un sistema llamarse justo si castiga a quienes ya han sido víctimas del sistema mismo?

Activistas y académicos han pedido que se implemente una figura de “amnistía civil” para casos similares, que permita revaluar la deportación bajo criterios de proporcionalidad, rehabilitación y arraigo real en la comunidad estadounidense. En palabras de la abogada de migración Shoba Sivaprasad Wadhia, de Penn State Law:

“El sistema de inmigración no tiene un botón de reinicio. Para alguien como Subu, que ha sido víctima de una condena injusta, necesitamos mecanismos humanitarios para evitar que sufran un castigo migratorio eterno.”

¿Qué sigue para Vedam?

En este momento, Vedam permanece detenido en un centro de corta estancia en Alexandria, Louisiana, una instalación con pista aérea utilizada para deportaciones exprés. La suspensión de su deportación le da un respiro, pero su destino sigue en manos de la Junta de Apelaciones de Inmigración.

La familia y su equipo legal confían en reunir el impacto social suficiente para frenar su expulsión definitiva. Mientras tanto, organizaciones defensoras de la justicia migratoria como el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes y la ACLU han comenzado campañas para visibilizar su causa.

Subramanyam Vedam representa un caso extremo, pero no aislado. Es la manifestación de cómo un sistema puede errar no una, sino dos veces con una misma persona. El desafío ahora es evitar una tercera injusticia y lograr que, por una vez, la ley funcione al servicio de los valores que promete defender: equidad, compasión y justicia.

“No se trata solo de Subu. Se trata de qué tipo de sociedad queremos ser y de si podemos mirar de frente a alguien que ha sufrido tanto y decirle con honestidad: ‘Eres bienvenido de nuevo’.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press