¿Por qué las elecciones intermedias en EE.UU. son tan cruciales para su democracia?
Más allá de la Casa Blanca: el poder silencioso de las urnas cada cuatro años alternos
En pleno calendario político de Estados Unidos, las elecciones intermedias juegan un papel tan estratégico como muchas veces subestimado. Aunque no tienen el glamour del ciclo presidencial y rara vez logran captar la misma atención mediática, las elecciones que se celebran entre mandatos presidenciales determinan, con sobrada influencia, el curso legislativo, el equilibrio del poder y, en muchos casos, el rumbo de las políticas públicas del país.
¿Qué son las elecciones intermedias?
Las Midterm Elections, como se les conoce en inglés, se celebran cada cuatro años, justo a la mitad del mandato presidencial de turno. En estas elecciones se renueva la totalidad de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio (33 o 34) de los 100 escaños del Senado. Además, en esa jornada electoral se celebran también elecciones municipales, estatales y referendos clave.
La próxima gran cita con estas urnas será el 4 de noviembre de 2025, una fecha aparentemente ordinaria en el calendario, pero que representa una de las oportunidades más poderosas para influir en la política de la nación.
¿Por qué deberían importarte?
Podríamos resumir su importancia en dos factores: el control del Congreso y los contrapesos democráticos. Desde la aprobación de leyes migratorias hasta el presupuesto federal o el derecho al aborto, todas estas decisiones dependen en gran medida de quienes ocupen escaños en el Capitolio.
Por ejemplo, si el presidente pertenece a un partido y el Congreso al otro, las iniciativas presidenciales pueden ser bloqueadas, modificadas o ignoradas. Esto ocurrió notoriamente durante el segundo mandato de Barack Obama, cuando el Congreso, dominado por los republicanos, frenó gran parte de su agenda legislativa.
Datos que revelan su impacto
- Desde 1946, el partido del presidente ha perdido un promedio de 26 escaños en la Cámara de Representantes en las elecciones intermedias.
- En 2010, los republicanos ganaron 63 escaños, arrebatando por completo el control a los demócratas durante la presidencia de Obama.
- En 2018, fue el turno de los demócratas de recuperar 41 puestos en la Cámara, contrarrestando así el impulso legislativo de Donald Trump.
Como se puede observar, las elecciones intermedias reconfiguran el Congreso con regularidad y alteran las mayorías legislativas cada dos años.
Mucho más que federalismo: el poder de los gobiernos estatales
Además de los legisladores en Washington D.C., las elecciones intermedias también deciden cargos estatales relevantes: gobernadores, procuradores generales, fiscales de distrito, jueces, representantes locales, entre otros.
Estas autoridades estatales y locales son cruciales, ya que en muchos casos deciden políticas que afectan más directamente a los ciudadanos, como leyes de armas, programas educativos, reglas sanitarias o incluso el diseño del sistema electoral y de los distritos (gerrymandering).
La participación ciudadana: una debilidad crónica
Paradójicamente, a pesar de su repercusión, la participación electoral en las elecciones intermedias es bajísima. Según datos del U.S. Census Bureau:
- Solo el 49% de los ciudadanos con derecho a voto participaron en las intermedias de 2018, una cifra considerada alta para ese tipo de elecciones.
- En 2014, ese porcentaje bajó al 36.7%, el nivel más bajo desde la Segunda Guerra Mundial.
Esta apatía tiene múltiples explicaciones: desinterés, desconocimiento, restricciones para registrarse, o la falsa creencia de que “esas elecciones no importan”. Pero como hemos repasado, sí importan y mucho.
El voto que redefine cortes, derechos y libertades
Otro aspecto poco visibilizado de las elecciones intermedias es la elección de jueces estatales y locales. En varios estados, estos magistrados son elegidos por voto popular, incluidos jueces supremos estatales. Y son ellos los que tendrán la potestad de decidir, por ejemplo, sobre la validez de una ley de aborto o sobre cómo se interpretan los derechos de la Constitución a nivel local.
En escenarios donde la Corte Suprema actúa de forma ambigua o devuelve conflictos a las autoridades estatales, como ocurrió con el fallo “Dobbs v. Jackson Women’s Health Organization” que revocó Roe v. Wade, el peso de los jueces estatales se vuelve fundamental.
La batalla mediática y el cambio cultural
En un país con fuerte polarización política, muchas elecciones intermedias recientes se han convertido en plebiscitos simbólicos sobre el presidente de turno. Los votantes insatisfechos suelen usar estas elecciones como una forma de castigo al gobierno federal, o de aprobación tácita si brindan su apoyo al partido gobernante.
Además, se ha vuelto cada vez más común que celebridades, atletas y empresas incentiven el voto en estas fechas, una tendencia positiva en favor de la ciudadanía participativa. Campañas como #MidtermsMatter han recordado a los más jóvenes que lo que ocurre cada dos años también configura su futuro.
El efecto dominó hacia el 2026
Pero más allá del impacto inmediato, cada elección intermedia marca el inicio de una transición hacia los comicios presidenciales siguientes. De hecho, los resultados de las “midterms” son analizados como termómetro político. Un partido que pierde escaños de forma significativa puede tener dificultades para presentar un candidato fuerte en las presidenciales siguientes.
Por ejemplo, tras el descalabro republicano en 2018, Trump redobló su retórica de base y se preparó para una contienda muy polarizada en 2020. Asimismo, los demócratas aprovechaban el impulso de las urnas legislativas para reorganizar sus filas y perfilar candidaturas estatales.
¿Qué está en juego en 2025?
Aunque aún faltan detalles por definirse, en noviembre de 2025 se espera la renovación de una porción sustancial del poder legislativo nacional, junto con elecciones en varios estados altamente relevantes como New Jersey, Virginia y Mississippi. También se decidirán importantes alcaldías, iniciativas locales sobre cannabis, derechos electorales, financiación pública e incluso regulaciones climáticas.
Y por supuesto, esta votación se desarrollará en un contexto marcado por desafíos formidables: la inteligencia artificial generativa en procesos electorales, noticias falsas, legislación sobre aborto, expansión o retracción de Medicaid, reformas policiales y el constante debate sobre el techo de deuda federal.
Más allá del voto, el derecho a decidir
En definitiva, las elecciones intermedias no deberían ser consideradas como elecciones “secundarias” sino como jornadas clave para fortalecer las instituciones democráticas. Votar en noviembre de 2025 en Nueva York, Iowa, California o cualquier otro estado será, en muchos sentidos, un voto que resonará tanto como el del 2024 o el del 2026.
“En una democracia bien informada, no votar nunca debería ser una opción” — John Lewis, ex congresista y activista de derechos civiles.
Por eso, pregunta si estás registrado, verifica tu domicilio electoral, infórmate sobre los candidatos que estarán en tu papeleta, lee las propuestas que se votan... No dejes tu futuro al azar, porque las elecciones intermedias no son el intermedio: son parte del espectáculo completo de la democracia.
