Boeing y el juicio civil por el 737 Max: una tragedia que aún busca justicia
A más de seis años del accidente en Etiopía, las familias de las víctimas del vuelo ET302 enfrentan a Boeing en tribunales, en la búsqueda de compensación y respuestas definitivas
Una tragedia que marcó a la aviación moderna
El 10 de marzo de 2019, el vuelo 302 de Ethiopian Airlines, operado con un Boeing 737 Max 8, se estrelló seis minutos después de despegar del Aeropuerto Internacional Bole en Addis Abeba. Murieron las 157 personas a bordo. Apenas cinco meses antes, otro 737 Max, operado por Lion Air en Indonesia, había sufrido un accidente similar con un saldo de 189 víctimas fatales.
Ambos siniestros envolvieron al modelo 737 Max en una crisis global sin precedentes para la industria aeronáutica. Investigaciones posteriores revelaron fallas críticas en un sistema automatizado, el MCAS (Maneuvering Characteristics Augmentation System), que jugó un rol determinante en ambas tragedias.
El juicio civil: ¿una gota de justicia?
Más de seis años después, el primer juicio civil en EE.UU. por el caso del vuelo ET302 se acerca. Aunque Boeing ya ha aceptado responsabilidad legal por los hechos y ha llegado a arreglos extrajudiciales con muchas familias de las víctimas, dos demandas siguen activas —las correspondientes a las familias de Mercy Ndivo (28, de Kenia) y Shikha Garg (36, de India).
El juicio, que se llevará a cabo en Chicago, no abordará la responsabilidad de Boeing —ya reconocida por la empresa— sino que se centrará en determinar cuánto debe pagar a los deudos. El jurado de ocho personas tendrá esta delicada misión.
¿Quiénes eran las víctimas?
Mercy Ndivo regresaba a Nairobi con su esposo tras su ceremonia de graduación en Londres, donde obtuvo una maestría en contabilidad. Su hija, una bebé entonces, ahora tiene casi ocho años. Sus padres demandaron a Boeing en su nombre.
Shikha Garg, consultora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, viajaba a Nairobi para participar en una asamblea ambiental de la ONU. La sobreviven sus padres y su esposo.
El caso ha cobrado una dimensión humana profunda porque estas historias, junto a las demás víctimas del ET302 y del vuelo JT610 de Lion Air, dieron rostro a una falla sistémica de una de las compañías más emblemáticas de la aviación global.
Boeing, el MCAS y un software que costó vidas
En el centro de estos accidentes está el sistema MCAS. Diseñado para prevenir que el avión se elevara demasiado bruscamente, el MCAS podía forzar nuevos descensos del morro del avión si percibía que se estaba elevando a un ángulo peligroso. Pero en ambos accidentes, dicho sistema se activó repetidamente de forma errónea por culpa de un sensor dañado o defectuoso, mientras los pilotos luchaban sin éxito por recuperar el control.
La historia resulta aún más condenatoria cuando se supo que Boeing ocultó información clave sobre el MCAS tanto a las aerolíneas como a los reguladores. Según fiscales estadounidenses, la empresa incurrió en conspiración para cometer fraude al engañar al gobierno sobre este sistema.
Boeing acepta responsabilidad... ¿pero qué hay del castigo?
En enero de 2021, Boeing aceptó un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE.UU. para evitar el enjuiciamiento penal. El arreglo, valorado en $2.5 mil millones, incluía:
- $243.6 millones en multas penales
- $1.77 mil millones para las aerolíneas afectadas
- $500 millones en compensaciones para los familiares de las víctimas
Sin embargo, para muchas familias, este acuerdo fue insuficiente y un insulto a la magnitud del daño. Como señaló Robert Clifford, abogado que representa a muchas familias: “Boeing aceptó responsabilidad por la pérdida prevenible de tantas vidas humanas, pero no han actuado con buena fe para compensar a estas familias destrozadas.”
Una cultura de impunidad, según expertos
Boeing pasó de ser paradigma de seguridad a símbolo de negligencia corporativa. Para los críticos, esta transformación está enraizada en una cultura empresarial que priorizó las ganancias sobre la seguridad. El 737 Max fue diseñado apresuradamente para competir con el Airbus A320neo. El afán por evitar que las aerolíneas tuvieran que volver a entrenar a sus pilotos llevó a Boeing a minimizar los cambios, incluyendo el MCAS, para que pasaran desapercibidos.
“Lo más llamativo es cómo Boeing sacrificó décadas de ingeniería y reputación por decisiones económicas de corto plazo,” dijo el ingeniero aeroespacial Greg Travis en una columna para IEEE Spectrum.
Consecuencias globales
Tras el siniestro del ET302, los 737 Max fueron inmovilizados en todo el mundo. Algunos países prohibieron su operación por más de 20 meses. Boeing y la FAA (Administración Federal de Aviación de EE.UU.) enfrentaron intensos cuestionamientos globales. Un informe del Congreso estadounidense concluyó que la FAA regía con “excesiva confianza en los fabricantes”.
Estados Unidos no fue el único país que acusó a Boeing. En Australia, India y Canadá se iniciaron investigaciones, y Europa estableció nuevos criterios para certificar aviones fabricados en EE.UU.
Datos que retratan el escándalo
- 346 personas murieron por accidentes del Boeing 737 Max entre 2018 y 2019.
- El programa 737 Max costó a Boeing más de $20 mil millones en pérdidas, compensaciones y ajustes de producción.
- Más de 400 aviones Max fueron inmovilizados tras los accidentes; 387 ya estaban en servicio en el momento del segundo siniestro.
- En diciembre de 2020, el Congreso de EE.UU. aprobó la “Aircraft Certification Reform and Accountability Act” para reformar cómo se certifican los nuevos modelos aeronáuticos.
Las familias mantienen viva la memoria
El juicio civil es más que una disputa por dinero. Para los deudos, es una forma de dar visibilidad a fallos sistémicos y de exigir garantías para que estas muertes no sean en vano.
“No es dinero lo que queremos. Queremos una industria aérea donde nunca se sacrifiquen vidas solo por mantener cuotas de mercado,” expresó Mike Ndivo, hermano de Mercy, frente a los tribunales.
Más allá de los veredictos y de los acuerdos monetarios, el juicio marca un hito en la lucha por la responsabilidad empresarial en el ámbito aeronáutico. Nunca antes una catástrofe aérea moderna había concentrado tanta atención política, legal y social. La sombra del 737 Max acompañará a Boeing por años, y el eco de los nombres de sus víctimas seguirá llamando a la reflexión.
¿Y ahora qué?
Aunque el 737 Max ha vuelto a volar, su rediseño, la implementación de múltiples mejoras de software y hardware, y el incremento en los requisitos de entrenamiento no han borrado el escepticismo. Algunas aerolíneas han insistido en no operar el modelo. Pasajeros organizados en redes sociales solicitan no ser asignados a estos aviones cuando realizan reservaciones.
Mientras tanto, las familias siguen su cruzada judicial. La memoria de los pasajeros sigue al centro del relato, y cada testimonio en la corte ayuda a que la historia detrás de los números no se olvide.
Como dijo una familiar en los pasillos del tribunal: “Podemos perdonar. Pero no podemos permitirnos olvidar.”
