Colorado apuesta por la justicia alimentaria escolar con nuevo impuesto a los más ricos
Votantes aprueban una medida que incrementa los impuestos a hogares de altos ingresos para financiar comidas gratis para todos los estudiantes en escuelas públicas
En una decisión histórica y progresista, el estado de Colorado aprobó una iniciativa electoral que modifica su sistema tributario para garantizar un derecho fundamental a la infancia: la alimentación. La nueva medida, denominada Healthy School Meals for All Program Expansion, ampliará la oferta de comidas gratuitas en escuelas públicas, extendiéndola a todos los estudiantes sin importar su nivel socioeconómico. Esta expansión se hará realidad gracias a un aumento de impuestos estatales a los hogares que ganen más de $300,000 al año.
Un paso más allá: De asistencia selectiva a inclusión universal
Hasta el momento, el programa Healthy School Meals for All, aprobado por los votantes en 2022, brindaba comidas gratuitas únicamente a estudiantes de bajos recursos. Si bien era un avance notable, dejaba fuera a quienes no calificaban según los baremos económicos, a pesar de que muchas familias de clase media también enfrentaban dificultades financieras para cubrir los gastos de alimentación escolar.
La medida aprobada ahora no solo refuerza ese programa existente sino que establece un modelo universal, reconociendo que el hambre infantil es un asunto que trasciende clases sociales. Con esta visión, Colorado se posiciona como uno de los pocos estados en los Estados Unidos que asegura comida para todos los niños en escuelas públicas, independientemente de su situación económica.
Cómo funcionará la medida
El plan se financiará mediante un aumento en los impuestos sobre la renta para los hogares que ganen más de $300,000 por año. Estas personas verán incrementado su impuesto estatal en un margen calculado para generar aproximadamente $100 millones anuales, de acuerdo con estimaciones del Colorado Legislative Council Staff.
Ese monto será suficiente para cubrir las necesidades alimentarias diarias de más de 800,000 estudiantes en todo el estado. Además, incluirá fondos adicionales para que las escuelas puedan adquirir productos frescos y saludables de proveedores locales, apoyar mejoras en equipamiento y capacitar al personal de cocina.
¿Redistribución o castigo fiscal?
Como en otras medidas progresistas en EE. UU., esta decisión no estuvo exenta de debate. Los opositores al proyecto argumentan que se trata de un castigo fiscal a los contribuyentes con mayores ingresos. Para ellos, el estado debería buscar eficiencia en gasto antes que cargar con más impuestos a los ciudadanos acaudalados.
Sin embargo, los defensores del programa plantean que es un acto de redistribución equitativa y con propósito: reducir el hambre infantil y garantizar entornos de aprendizaje más equitativos. "Si uno no puede aprender con el estómago vacío, esto es simplemente sentido común", declaró Lisa Weil, directora ejecutiva de Great Education Colorado, una ONG que apoyó activamente la medida.
Un precedente nacional
Colorado no es el primer estado en avanzar hacia un modelo alimentario universal en educación, pero su método de financiación lo distingue del resto. Estados como California y Maine ya ofrecen comidas gratuitas universales en sus escuelas públicas, aunque con presupuestos financiados a través de fondos generales del estado.
El uso de un aumento impositivo específico como solución directa ha recibido el elogio de expertos en nutrición y política pública. “Colorado ha demostrado que se puede hacer política pública basada en principios, sin miedo al debate fiscal”, dijo Marion Nestle, profesora emérita de nutrición en NYU.
Los beneficios colaterales
Numerosos estudios han demostrado los impactos positivos de garantizar alimentación escolar universal. Entre ellos:
- Mejoras en el rendimiento académico
- Reducción del ausentismo
- Disminución del estigma asociado a recibir ayuda alimentaria
- Mayor consumo de vegetales y alimentos frescos
Además, el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI) sostiene que invertir en comida saludable desde la infancia puede reducir las tasas de obesidad infantil y las enfermedades relacionadas, ahorrando al sistema de salud miles de millones de dólares a largo plazo.
Una cuestión de valores sociales
Líderes comunitarios de Colorado celebraron la medida como una señal inequívoca de que los votantes priorizan la nutrición infantil. La alcaldesa de Denver, Kelly Brough, comentó: “Es un testimonio de los valores de nuestro estado: cuidar a todos nuestros niños. Nunca debería depender del ingreso de tus padres si puedes comer o no”.
Organizaciones educativas y religiosas también se sumaron a la celebración. La Conferencia Católica de Colorado apoyó la medida después de conversar con líderes de parroquias que administran escuelas en zonas desfavorecidas.
Lo que sigue: desafíos y oportunidades
El Departamento de Educación de Colorado trabajará en conjunto con las escuelas para implementar el modelo universal de alimentación en el año académico 2025-2026. Esto incluye la mejora de cocinas, logística de distribución y contratación de personal adicional en zonas rurales.
La medida abre también una conversación nacional: ¿Podría EE. UU. adoptar una política de comida escolar universal como derecho? La Alianza Nacional para las Comidas Escolares Universales (NACSUA) cree que iniciativas como la de Colorado podrían marcar el camino.
En un país donde 1 de cada 6 niños enfrenta inseguridad alimentaria, según datos de Feeding America, Colorado parece estar ofreciendo más que una política estatal: una idea concreta de cómo podría ser la justicia social desde el aula y el comedor escolar.
La democracia como herramienta de transformación
Lo más llamativo de esta medida no es solo su contenido, sino su origen: fue el pueblo quien tomó la decisión en las urnas. En un momento en que la participación ciudadana enfrenta desafíos y polarización, Colorado demuestra que la democracia directa aún puede ser una fuerza poderosa de transformación.
Y aunque la medida avivará debates ideológicos sobre impuestos y gasto público, sus frutos más inmediatos se servirán en bandejas escolares: comidas calientes, dignas e iguales para todos. Nadie pierde cuando los niños comen mejor.
