Dick Cheney y la fractura en Wyoming: una figura política detrás del telón
El ocaso de una carrera marcada por el poder y la lealtad en un estado que ya no lo reconoce como suyo
Un peso pesado con pies de barro
El fallecimiento de Dick Cheney a los 84 años ha generado un inusual cóctel de reacciones en su estado natal, Wyoming. Considerado por muchos como uno de los arquitectos más influyentes de la política estadounidense en las últimas décadas, especialmente por su papel como vicepresidente de George W. Bush, la figura de Cheney divide de manera profunda las opiniones en el corredor montañoso que una vez lo vio surgir.
Una carrera construida entre bastidores
Cheney tuvo una trayectoria política de más de tres décadas que incluyó ser jefe de gabinete del presidente Gerald Ford, congresista por Wyoming, secretario de Defensa bajo George H. W. Bush y, finalmente, vicepresidente durante los dos mandatos de Bush hijo. Fue también CEO de Halliburton, una de las firmas más influyentes del sector energético global.
Para muchos, Cheney fue el verdadero poder detrás del trono entre 2001 y 2009, impulsando políticas como la Invasión a Irak, el uso de la tortura como método de interrogación, y el fortalecimiento del poder ejecutivo.
El romance roto con Wyoming
Pese a su relevancia nacional, en Wyoming la figura de Cheney ha caído en desgracia, particularmente entre la base republicana leal al expresidente Donald Trump. El distanciamiento no es reciente: ya desde el segundo mandato de Bush, los cuestionamientos a la guerra de Irak y el creciente sentimiento anti-establishment debilitaban su imagen.
El golpe final llegó con su hija, Liz Cheney. Fiel a los valores democráticos más tradicionales del Partido Republicano, Liz fue una de las pocas figuras en su partido que se atrevió a votar por el segundo 'impeachment' contra Trump. Más aún: co-lideró la comisión que investigó el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Las consecuencias electorales
La represalia del movimiento MAGA no tardó: en 2022, Trump respaldó a Harriet Hageman, una abogada ranchera con profundas raíces conservadoras en el estado. Hageman venció a Liz Cheney con un tajante 66% de los votos en las primarias republicanas, lo que en la práctica resultó en una expulsión política de la dinastía Cheney.
Wyoming se convirtió así en el campo simbólico donde se dirimía la lucha por el alma del Partido Republicano, y los Cheney —padre e hija— salieron derrotados.
¿Un legado desvanecido?
La historia de Cheney plantea una interrogante incómoda: ¿puede una figura política tan influyente a nivel nacional terminar siendo repudiada en su propio estado? La respuesta parece ser afirmativa. En un clima donde el populismo conservador domina las zonas rurales del país, figuras como Cheney representan un pasado elitista y moderado que ya no tiene cabida.
Incluso su discreto respaldo a candidatos republicanos en elecciones locales ya no surtía el efecto de antaño. Su apoyo a Kamala Harris frente a Trump fue visto como traición definitiva por el sector más conservador del electorado de Wyoming.
Entre la lealtad familiar y el drama político
Más allá de lo político, fue su papel como padre lo que conmovió a algunos sectores. Liz Cheney reveló que durante sus momentos más difíciles, como las audiencias en el Congreso donde se enfrentó a su propio partido, su padre estuvo a su lado. En palabras de la senadora estatal republicana Tara Nethercott: "En el aniversario número 16 de la muerte de mi propio padre, puedo apreciar a un padre que estuvo al lado de su hija de forma leal y sincera".
Crisis de identidad republicana
El caso Cheney no es aislado. Simboliza un conflicto latente dentro del Partido Republicano: una brecha cada vez más profunda entre los conservadores tradicionales y el populismo trumpista. Wyoming es hoy un estado donde el trumpismo ha alcanzado su máxima expresión: Trump ganó allí con el mayor margen en los comicios de 2016, 2020 y 2024.
El hecho de que ni siquiera el nombre de los Cheney —sinónimo histórico de política en Wyoming— pudiera resistir este vendaval, habla del cambio radical en la base republicana.
¿Qué futuro para Liz Cheney?
A pesar del rechazo en Wyoming, Liz Cheney no ha desaparecido del mapa político nacional. Actualmente es profesora en el University of Virginia Center for Politics. Ha insinuado posibles pasos futuros, e incluso se especula sobre una potencial candidatura a la presidencia como independiente o dentro de una coalición anti-Trump.
Cheney representa una minoría ideológica dentro del GOP que todavía cree en la diplomacia, la ley, la democracia y la rendición de cuentas.
¿Reconciliación con la historia?
En todo esto, el legado de Dick Cheney se mantiene como una figura compleja. Algunos lo ven como un estadista audaz que actuó por convicciones firmes en un mundo pos 11-S. Otros lo catalogan como el autor intelectual de la era Bush, marcada por la guerra, la tortura y el endurecimiento de políticas represivas.
En su propio Wyoming, su imagen está marcada no tanto por sus logros, sino por la crisis generacional y política que se acentuó en su vejez. Y aunque su figura será parte inevitable de los libros de historia, en su tierra natal, ese reconocimiento probablemente llegue con más silencio que aplausos.
