Elecciones locales en Nueva York: la nueva ola progresista que desafía al status quo
El ascenso de Zohran Mamdani y otros candidatos refleja un cambio generacional y político en distritos clave de la ciudad
NUEVA YORK — En una noche electoral que podría marcar el comienzo de una nueva era política en la ciudad, candidatos progresistas como Zohran Mamdani fueron recibidos con vítores y aplausos por parte de sus simpatizantes al conocerse los resultados preliminares de las elecciones locales del 4 de noviembre de 2025. Esta jornada no solo fue un termómetro del estado actual de la política neoyorquina, sino también un campo de batalla ideológico que deja ver una tendencia cada vez más clara: el ascenso de una nueva generación de líderes con discursos centrados en la justicia social, el acceso a la vivienda y la equidad económica.
¿Quién es Zohran Mamdani?
Zohran Kwame Mamdani, hijo del cineasta Mira Nair y del académico Mahmood Mamdani, nació en Uganda, creció en Nueva York y estudió en la Universidad Wesleyan. Antes de entrar a la política, trabajó como organizador comunitario y fue parte activa de movimientos como Democratic Socialists of America (DSA). En 2020, logró atraer la atención nacional tras derrotar a la veterana Aravella Simotas en las primarias demócratas para representar al distrito 36 de la Asamblea Estatal de Nueva York, que incluye partes de Queens, como Astoria.
Desde entonces, Mamdani ha ocupado un lugar central en el movimiento progresista del estado. Firme defensor de políticas como el Green New Deal para viviendas públicas y la despenalización del trabajo sexual, también ha abogado por una política exterior más crítica hacia Israel, posicionamientos que lo han convertido en una figura tanto amada como polémica.
Progresismo en Nueva York: ¿moda pasajera o cambio estructural?
En el contexto político local y nacional, la presencia de candidatos como Mamdani refleja un fenómeno más amplio. Desde la victoria de Alexandria Ocasio-Cortez en 2018, pasando por personalidades como Julia Salazar en el Senado estatal, el ala progresista del Partido Demócrata ha capitalizado en los últimos años el desencanto de sectores jóvenes y trabajadores con el establishment político, tradicionalmente dominado por figuras moderadas.
Una encuesta de Pew Research del 2023 señaló que el 61% de los votantes menores de 35 años consideran que el Partido Demócrata debería virar más hacia la izquierda para responder a los problemas actuales como el cambio climático, el racismo estructural y el precio disparado de la vivienda. En Nueva York, donde casi un tercio de los votantes registrados son menores de 40 años, esta tendencia se hace particularmente notable.
La reacción de la base y los desafíos del futuro
La imagen tomada durante la noche electoral muestra el entusiasmo palpable entre los seguidores de Mamdani. Jóvenes portando pancartas, aplausos y consignas como “¡Ningún humano es ilegal!” o “¡Vivienda para todos!” marcaron el ambiente de la fiesta de vigilancia convencional. Pero más allá del entusiasmo, existen desafíos claros:
- Resistencia institucional: Muchos de estos candidatos llegan a espacios de decisión dominados durante décadas por redes clientelares y estructuras partidistas tradicionales.
- Expectativas elevadas: Las bases exigen resultados inmediatos, lo que puede generar tensiones frente a procesos legislativos complejos.
- Polarización política y mediática: Las posturas abiertamente progresistas son blanco frecuente de campañas negativas y desinformación.
Aun así, Mamdani y otros como él (Marcela Mitaynes, Phara Souffrant Forrest, entre otros) continúan ganando terreno no solo en las urnas, sino también en la narrativa pública. Como decía la pancarta de uno de sus seguidores, escrita a mano y con marcador rojo: “No queremos representantes, queremos compañeros de lucha”.
De ocupas a legisladores: la transformación urbana y política
Uno de los aspectos notables del discurso de Mamdani ha sido su capacidad de enlazar temas aparentemente dispersos: gentrificación, brutalidad policial, inmigración, cambio climático. Esto responde, en parte, a un enfoque interseccional que ha ganado popularidad entre los movimientos sociales contemporáneos. Al referirse a proyectos como el Hudson Yards o la reurbanización forzada del Bronx, Zohran identifica claramente a los ganadores y perdedores del crecimiento urbano en la capital económica del país.
La Asociación de Viviendas Asequibles de Nueva York publicó en marzo de 2025 un estudio que revela que más del 30% de los inquilinos en Brooklyn y Queens destinan más del 50% de su ingreso al alquiler. En ese contexto, propuestas como el control universal de rentas o la cancelación de hipotecas tras la pandemia se han vuelto centrales para este nuevo bloque progresista.
¿Cómo reacciona el electorado más moderado?
Cabe destacar que, aunque estos triunfos reflejan el empuje de los movimientos juveniles y multiculturales de izquierda, no dejan de generar resistencias potentes. Algunos sectores del Partido Demócrata han advertido que “radicalizarse es una receta para perder escaños morados” (en referencia a distritos políticamente mixtos).
En palabras de Michael Blake, exasambleísta demócrata por el Bronx: “La pasión es importante, pero también lo es el pragmatismo. El votante promedio quiere resultados, no discursos incendiarios”. Sin embargo, esta tensión entre pragmáticos e ideológicos puede considerarse parte misma del dinamismo que mantiene vivo el organismo político.
¿Qué sigue para el ala progresista?
Tras los resultados de noviembre, se espera que Mamdani y su coalición redoblen esfuerzos para llevar sus propuestas más allá de la protesta y hacia la implementación legislativa. Temas como:
- Congelamiento de alquileres a nivel estatal
- Reforma policial y justicia restaurativa
- Transporte público gratuito
- Cancelación de deudas estudiantiles a nivel estatal
son algunas de las iniciativas pendientes que podrían encabezar en la próxima legislatura de Albany.
Un microcosmos del cambio nacional
Nueva York ha sido históricamente un laboratorio político para el resto del país. Desde las leyes laborales del siglo XX hasta la respuesta al VIH en los años 80, lo que ocurre aquí eventualmente resuena en estados tan diversos como California o Illinois. En ese sentido, el ascenso de Mamdani tiene implicaciones de largo alcance, especialmente de cara a la contienda presidencial del 2028, donde se espera que el ala progresista dispute con fuerza la nominación demócrata.
Como apuntó recientemente el periodista Anand Giridharadas en una columna para The Atlantic: “Los movimientos jóvenes y diversos están reimaginando la democracia estadounidense desde sus barrios. Están menos interesados en preservar lo que hay, y más en crear lo que debería ser”.
Mientras tanto, en salones comunitarios, estaciones de metro y asambleas improvisadas de barrio, figuras como Mamdani construyen una nueva política desde abajo, con organización y sin pedir permiso. Si lograrán cambiar la estructura o serán absorbidos por ella, aún está por verse. Pero lo que es innegable, es que el paisaje político de Nueva York —y quizás del país— ya no es el mismo de hace una década.
