Huella ecológica de las mascotas: cómo reducir su impacto sin sacrificar su bienestar

Desde su dieta hasta sus juguetes, los compañeros peludos influyen en el medio ambiente más de lo que imaginas. ¿Cómo cuidar al planeta y seguir mimando a tu mascota?

Las mascotas y el medio ambiente: una conexión no tan evidente

Adoptar un perro o un gato se suele considerar un acto de amor. Pero pocas veces se evalúa su impacto ambiental como parte del compromiso. ¿Sabías que alimentar a los perros y gatos de EE.UU. genera una cantidad de emisiones comparable a conducir más de 13.6 millones de autos durante un año? Así lo reveló un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

El vínculo humano-animal ha evolucionado hasta el punto en que para muchos, sus mascotas son prácticamente hijos. Esto ha influido directamente en una tendencia: ofrecerles alimentos que imitan dietas humanas e incluso comprar productos “human-grade”. Aunque suena a mimo bien intencionado, podría estar afectando negativamente al planeta.

¿Comida de grado humano o marketing camuflado?

El auge de alimentos refrigerados, frescos y etiquetados como human-grade está impulsado más por los sentimientos del dueño que por evidencia científica. Según Alison Manchester, profesora de medicina veterinaria en la Universidad de Cornell, “no hay pruebas suficientes de que estas comidas sean más saludables que el alimento seco o enlatado tradicional”.

Además, estos alimentos emplean cortes de carne de alta calidad destinados al consumo humano, aumentando el impacto climático del producto. Así lo señala Billy Nicholles, investigador de alimentos para mascotas en Bryant Research: “ya no estamos aprovechando sólo los subproductos del ganado; estamos dedicando recursos completos para alimentar mascotas”.

La carne como factor decisivo

Uno de los mayores contribuyentes a la huella de carbono de las mascotas es su dieta, especialmente cuando es altamente proteica y basada en carne. Según la Association of American Feed Control Officials, los perros adultos necesitan en promedio un 18% de proteína, mientras que los gatos requieren un 26%.

  • Carne de res: la proteína más contaminante.
  • Pollo y pescado: opciones con menor impacto ambiental.
  • Alternativas vegetales: mínimas emisiones ecológicas.

Curiosamente, los perros pueden consumir dietas veganas bien formuladas sin sufrir deficiencias, según Manchester. Los gatos, no tanto. Al ser animales obligatoriamente carnívoros, necesitan ingredientes de origen animal para sobrevivir.

No toda croqueta es mala: la sostenibilidad también se lee en la etiqueta

Contrario a lo que muchos creen, la comida comercial tradicional puede ser más sostenible que los productos “de lujo”. ¿La clave? Elegir alimentos elaborados con subproductos animales como vísceras, que de otro modo serían desperdiciados, o incluso proteínas alternativas como grillos.

Según Allison Reser, directora de sostenibilidad en Pet Sustainability Coalition, los ingredientes de calidad humana en mascotas representan una acción perjudicial para el entorno: “debemos elegir proteínas menos atractivas para nosotros, pero más sostenibles”.

Marcas respetuosas con el medio ambiente suelen tener certificaciones como:

  • Climate Neutral Certified
  • Regenerative Organic Certified
  • B-Corp

Sin embargo, pueden ser más costosas o difíciles de encontrar en tiendas tradicionales, exigiendo a los dueños más compromiso e investigación.

¿Mascotas más pequeñas, impacto menor?

Una manera contundente de reducir la huella ecológica es optar por animales más pequeños. El tamaño del perro afecta directamente su consumo de calorías, generación de residuos y hasta el tamaño de sus accesorios.

“Un perro grande necesita muchas más calorías que un chihuahua”, afirma Nicholles. Además, los gatos tienden a tener un tamaño corporal menos variable, lo cual los hace más uniformes en cuanto a impacto.

Elegir razas pequeñas, o incluso especies diferentes como conejillos de Indias o aves, también puede contribuir a minimizar nuestra carga ambiental.

Mejor adoptar que comprar

Adoptar de refugios puede ser otra forma de ahorrar emisiones. Nicholles sugiere que adquirir animales ya existentes no genera nuevos impactos, a diferencia de comprar en criaderos que siguen reproduciendo animales para venta.

Reser lo expresa de forma clara: “Un perro de refugio ya viene con su huella de carbono integrada. Adoptarlo es una acción responsable con el planeta”.

El problema del sobrealimentar

¿Tu mascota tiene sobrepeso? No sólo es una alerta de salud, también lo es para el planeta. Nicholles explica que dar más comida es duplicar el impacto ambiental. Según el American Kennel Club, la mayoría de los casos de sobrepeso en perros se deben a una mala gestión calórica—incluyendo premios.

Esto significa que simplemente ajustar la cantidad exacta de alimento puede generar una reducción significativa tanto en costos como en emisiones.

Juguetes sostenibles (incluso caseros)

No todos los juguetes tienen que venir empacados en plástico y costar una fortuna. De hecho, muchos animales se entretienen mejor con artículos reciclados. ¿El favorito del gato de Reser? “Un trozo de periódico o un recibo”, confiesa ella.

También existen marcas que elaboran juguetes y correas con materiales reciclados, orgánicos o duraderos. Optar por estos reduce la frecuencia de reemplazo y el impacto en recursos naturales.

Hacer jardín pensando en sus habitantes más pequeños

¿Y si también consideramos a los insectos y otros “pequeños aliados” del jardín? Expertos como Doug Tallamy proponen un enfoque ecológico: crear “aterrizajes suaves” bajo los árboles con hojas secas y cubresuelos nativos.

Esto permite que orugas y otros insectos puedan completar su ciclo vital sin ser eliminados al cortar el césped. Las orugas alimentan aves, polinizan y ayudan al control natural de plagas. Un jardín ecológico va mucho más allá de las flores bonitas.

Plantas recomendadas incluyen:

  • Flox de bosque
  • Helechos nativos
  • Sedges
  • Arbustos perennes locales

¿Es el amor por nuestras mascotas incompatible con el cuidado del planeta?

Definitivamente no. Pero implica responsabilidad informada. Según estudios, más del 26% del impacto de la industria cárnica en EE.UU. proviene de comida para mascotas. Cambios pequeños en sus hábitos alimenticios, elección de juguetes o decisiones sobre adopción pueden reducir esta huella sin afectar su bienestar.

El amor no solo se demuestra comprando productos premium; también se refleja en hacer elecciones sostenibles que aseguren un planeta donde tanto humanos como animales puedan seguir viviendo sanamente.

Si eres un amante de los animales, puedes ser también un amante del planeta. Basta con tomar decisiones conscientes. Tu mascota y el mundo te lo agradecerán.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press