Maine afianza el control de armas mientras bloquea restricciones electorales: lo que pasó en las urnas

Una noche de decisiones históricas en Maine marca nuevos rumbos en la legislación sobre armas y derechos electorales

El estado de Maine vivió una jornada electoral trascendental, donde los ciudadanos votaron dos propuestas clave que perfilan una visión precisa sobre el rumbo político y social del estado. Mientras que se aprobó una nueva ley de armas tipo “red flag” —permitiendo que familiares o convivientes soliciten a los tribunales que se restrinja temporalmente el acceso a armas a personas que representen una amenaza—, se rechazó enérgicamente una ley que buscaba restringir significativamente el acceso al voto.

La Ley “Red Flag”: un nuevo intento de prevención frente a la violencia armada

La conocida como red flag law o ley de bandera roja es un tipo de legislación que permite a las autoridades intervenir antes de que una tragedia ocurra. En este caso, el estado de Maine decidió reemplazar su sistema vigente desde 2020, que sólo permitía actuar a la policía mediante detención preventiva, por un modelo más accesible para los familiares o miembros del hogar.

La propuesta fue impulsada por ciudadanos y legisladores estatales a raíz del tiroteo masivo ocurrido en Lewiston en 2023, en el que un atacante dejó 18 muertos y 13 heridos. Fue uno de los eventos más mortales en la historia del estado.

“Esta ley puede salvar vidas, nos permite actuar antes de que sea demasiado tarde”, declaró Michelle Dunham, activista por el control de armas, en una conferencia tras conocerse la victoria en las urnas.

¿Cómo funciona esta nueva ley? Permite que familiares o miembros del hogar acudan a un tribunal y, bajo pruebas claras, soliciten una orden para restringir el acceso de alguien a armas de fuego si se presentan indicios de que representa un peligro para sí mismo u otros. Un juez determinará la validez de la solicitud.

Con este cambio, Maine se une a otros 21 estados que han implementado leyes similares. Según datos de Everytown for Gun Safety, más del 70% de los estadounidenses apoyan este tipo de leyes.

Los retos legales y éticos de las leyes “red flag”

La implementación de estas leyes no ha estado exenta de críticas. Algunos sectores conservadores las ven como una violación del Segundo Enmienda, temiendo que se use este mecanismo para restringir arbitrariamente el derecho a portar armas.

No obstante, expertos legales como David Kopel, del Independence Institute, reconocen que si están bien redactadas, “estas leyes pueden equilibrar el derecho individual con la necesidad de proteger la vida”.

Las cortes deberán establecer salvaguardias para evitar potenciales abusos, garantizando procesos justos y revisiones frecuentes sobre la vigencia de las órdenes emitidas.

Rechazo ciudadano a las restricciones al voto

En contraste con la votación anterior, los ciudadanos de Maine derribaron una propuesta que pretendía endurecer el acceso al sufragio. La medida, que muchos activistas y defensores de los derechos civiles calificaron de “retroceso democrático”, planteaba, entre otras cosas:

  • Exigir una identificación con foto para cualquier forma de votación.
  • Reducir el plazo para el voto ausente en dos días.
  • Prohibir que familiares solicitaran papeletas de voto ausente en nombre de otros.
  • Eliminar el franqueo prepagado en los sobres de retorno del voto ausente.
  • Limitar la cantidad de urnas electorales
  • Terminar con el estatus de votante ausente continuo para ancianos y personas con discapacidad.

La medida fue derrotada con una significativa mayoría a las 9:54 p.m. EST, según datos oficiales.

“Rechazamos un intento de obstaculizar el derecho al voto bajo la excusa de la seguridad electoral”, expresó Joan Peterson, vocera de la organización Mainers for Accessible Democracy.

Esta votación también tiene ecos nacionales, al producirse en un contexto donde en múltiples estados están surgiendo iniciativas similares. En los últimos tres años, más de 12 estados, en su mayoría republicanos, han endurecido las normas de voto, mientras que estados progresistas como Maine están optando por mantener o ampliar los derechos.

Contexto nacional: entre el control de armas y el acceso al voto

El doble resultado de esta jornada en Maine refleja las tensiones que definen hoy a la política estadounidense: el equilibrio entre la seguridad y la libertad personal, la necesidad de prevenir violencia sin violar derechos, y la lucha entre los esfuerzos por fortalecer la integridad electoral frente al derecho universal al sufragio.

A nivel nacional, el control de armas sigue siendo un tema profundamente polarizante. Según Gallup, el 63% de los estadounidenses está a favor de leyes más estrictas para la posesión de armas, pero ese apoyo varía drásticamente entre líneas partidistas: 90% entre demócratas vs. 34% entre republicanos.

Asimismo, el acceso al voto ha sido centro de múltiples disputas legales y políticas desde las elecciones de 2020, con acusaciones infundadas de fraude generalizado, restricciones encubiertas y más de 400 leyes propuestas para alterar las condiciones de votación en distintos estados.

Pennsylvania mantiene su equilibrio judicial

Otro hecho relevante de la noche electoral se dio en Pennsylvania, donde el juez Kevin Dougherty fue retenido para continuar en la Corte Suprema del estado. Con él, los demócratas aseguran una mayoría de 5-2 en la corte, un hecho estratégico ya que ese tribunal es clave en disputas electorales y rediseños de mapas legislativos.

Pennsylvania elige jueces para períodos de 10 años y luego somete a los magistrados a elecciones de retención no partidistas. Dougherty, nombrado en 2016, fue ratificado para un segundo mandato por el electorado el martes.

Este resultado tiene resonancia más allá del estado, ya que Pennsylvania ha surgido como un campo de batalla esencial en elecciones presidenciales y legislativas en ciclos recientes.

¿Hacia dónde va Maine y qué puede aprender el país?

Lo que ocurrió este 2024 en Maine muestra una clara apuesta del electorado por medidas de sentido común que, sin vulnerar derechos fundamentales, permiten avances en seguridad y democracia participativa. La ciudadanía optó por una legislación más humana y preventiva en torno a las armas, y rechazó intentos de dificultar el ejercicio del voto, especialmente entre poblaciones vulnerables.

Mientras los debates nacionales continúan, estados como Maine se convierten en laboratorios cívicos donde se podría inspirar una agenda más equilibrada y orientada a resultados tangibles.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press