Salman Rushdie y 'The Eleventh Hour': El renacer literario tras la sombra del atentado
El autor de 'Los Versos Satánicos' regresa a la ficción con una obra íntima, misteriosa y cargada de memoria, convirtiendo el dolor en narrativa
Un regreso esperado: más allá de la cicatriz
Salman Rushdie, el autor británico nacido en Bombay, vuelve al universo de la ficción con “The Eleventh Hour”, su primer libro narrativo desde el brutal ataque que sufrió en 2022. Compuesto por dos relatos y tres novelas cortas, este nuevo trabajo no es solo su 23ª publicación, sino el símbolo de su renacimiento creativo. El libro refleja un proceso de curación: físico, psicológico y especialmente literario. El autor, ahora de 77 años, confesó que mientras redactaba sus memorias “Knife”, no podía acercarse a la ficción. “No tenía espacio en mi cabeza para eso”, declaró. Pero al terminar esa obra testimonial, algo hizo clic: la puerta a la fantasía se volvió a abrir.
“The Eleventh Hour”: una obra nacida de la adversidad
Dos de las piezas del nuevo libro, “In the South” y “The Old Man in the Piazza”, se habían completado antes del ataque. Sin embargo, el conjunto aborda temas consistentes: la vejez, la muerte, la memoria y la narración como forma de permanencia. Rushdie, quien estuvo tan cerca de morir que los médicos no encontraban su pulso, canaliza estas obsesiones en relatos donde lo real y lo fantástico conviven.
Lo sobrenatural se abre paso en “Late”, donde el primer borrador contenía una frase inquietante: “Cuando despertó esa mañana, estaba muerto”. Rushdie no recordaba haberla escrito. La dejó reposar y luego, al volver, comprendió que nunca había escrito una historia de fantasmas. Así comenzó a hacerlo.
Memoria, ciudades y esperanza
Rushdie es un nostálgico de ciudades: Londres, Bombay y sobre todo Nueva York, a la que considera su hogar definitivo. “Nueva York me emocionó desde que la conocí en mis 20s”, recuerda. “Sabía que aquí tenía que estar.” Hoy vive con su esposa, la poeta Rachel Eliza Griffiths, y ha vuelto a los escenarios públicos pese a cargar secuelas del ataque —incluida la pérdida de visión en un ojo.
La historia “Oklahoma” surge del manuscrito inacabado de Kafka, “Amerika”, y plantea una versión ficticia del estado estadounidense como símbolo de esperanza, como la tierra prometida que Kafka nunca llegó a pisar. Para Rushdie, Estados Unidos también representó ese lugar: “Tenía el presentimiento de que iba a ser bueno para mí.”
Más allá de la religión: un ateísmo persistente
El intento de asesinato que vivió Rushdie no provocó una transformación espiritual. “No me hizo más religioso”, admite sin reparos. Continúa compartiendo el escepticismo de su amigo fallecido, Christopher Hitchens. “Seguimos unidos en esa zona de incredulidad, de incredulidad agresiva.”
Lo que sí cambió fue su idea del tiempo. “La edad está marcada en todo el libro”, explica. “Te preguntas qué valor tuvo tu vida, si valió la pena o si fue trivial. Uno se pregunta eso, pero si eres artista, también te preguntas si tu trabajo sobrevivirá.” Y en ese sentido, encuentra consuelo: “Hijos de la medianoche”, su obra maestra ganadora del Booker Prize en 1981, sigue teniendo lectores jóvenes. “Eso, en sí, es un premio.”
La narrativa como resistencia
“The Eleventh Hour” también homenajea el poder de contar historias. En particular, el relato “Oklahoma” no escatima en reflexiones sobre la verdad y la mentira en la ficción. “Es un texto sobre el arte de narrar”, dice Rushdie. En una época donde los hechos y las opiniones se diluyen y entremezclan, su apuesta por la literatura como vía de comprensión y resistencia es contundente.
No busca dar respuestas, sino formular preguntas. “No quiero ser un gurú o un oráculo. No tengo respuestas. Solo espero tener preguntas interesantes.”
El poder de imaginar luego del horror
La transición de “Knife”, un testimonio visceral, al terreno imaginativo de “The Eleventh Hour” no fue simple. Es una reconstrucción lenta de una mente (y un cuerpo) heridos. Pero lo logró. “No se siente diferente escribir ficción ahora; se siente como si recuperara algo. Espero que quienes lo lean, sientan la alegría con la que fue escrito.”
La renovación creativa de Rushdie pone en evidencia algo esencial: que el arte puede ser más fuerte que la violencia. Que incluso tras el filo de un cuchillo, pueden surgir palabras. Que la ficción no es evasión, sino afirmación. Y eso convierte a “The Eleventh Hour” no solo en un libro puntual, sino en un acto de fe en la narrativa misma.
Rushdie, la eternidad y el legado
Salman Rushdie ha vivido exilios, amenazas, censura y, más recientemente, una agresión letal. Y aun así, nunca se rindió. Su legado ya está asegurado: tanto por “Los Versos Satánicos” como por “Hijos de la Medianoche”, pero también por este impulso de seguir contando.
En un mundo de inmediatez, Rushdie permanece como un símbolo de la literatura con largo aliento. Como diría E.M. Forster, referente de una de sus historias: “Solo conecta”. Eso es lo que hace Rushdie. Conecta pasado y presente, horror y belleza, hechos y ficción, vida y arte.
