Texas refuerza los derechos parentales y la ciudadanía en sus urnas
Los votantes aprueban enmiendas constitucionales que reafirman la autoridad familiar y limitan el voto a ciudadanos estadounidenses
Un día clave para la legislación texana
Texas vivió el martes una jornada electoral significativa con la aprobación de dos enmiendas constitucionales que tocan temas profundamente sensibles: la ciudadanía como requisito para votar y los derechos parentales como eje legal y político.
Ciudadanía como condición constitucional
Aunque ya se requiere ser ciudadano estadounidense para registrarse como votante en Texas, los votantes decidieron consagrarlo explícitamente en la constitución estatal. La medida, aprobada con amplia mayoría, refuerza una tendencia conservadora en varios estados del país donde se insiste en endurecer el acceso al voto, pese a que no existen evidencias generalizadas de fraude electoral por parte de no ciudadanos.
"Esta enmienda no cambia nada en la práctica inmediata, pero sí establece un mensaje político claro: solo los ciudadanos estadounidenses pueden influir en las decisiones democráticas de Texas", indicó el analista político Brandon Rottinghaus, profesor en la Universidad de Houston.
Así, Texas se une a estados como Alabama, Colorado y Florida, que han aprobado leyes similares en los últimos años. Esta legislación surge en un contexto de creciente retórica sobre la inmigración y el papel de los ciudadanos frente a los derechos cívicos.
El ascenso del "parental rights movement"
En paralelo, los texanos también respaldaron una enmienda para incluir en la constitución estatal una cláusula que afirma que los padres son "los principales responsables de tomar decisiones respecto a sus hijos". Esta medida responde al movimiento nacional que busca ampliar la autoridad legal de los padres sobre cuestiones relacionadas con la educación, la salud y otros aspectos fundamentales de la crianza.
Este tipo de legislación, que ha ganado fuerza especialmente tras la pandemia —cuando muchos padres criticaron la forma en que se manejaron las escuelas—, se ha vuelto común en estados liderados por políticos republicanos. Parte de los grupos que impulsan esta reforma apuntan hacia un mayor control en áreas como:
- Contenido curricular (especialmente relacionados con la diversidad, raza y género)
- Vacunación y decisiones médicas escolares
- Acceso a información escolar por parte de los padres
Un referendo sobre libertad y control
La votación, más allá de su contenido específico, también fue interpretada como un reflejo del debate nacional sobre la relación entre el individuo y el Estado. Por un lado, se presenta como una reafirmación de derechos individuales (el derecho exclusivo de ciudadanos a votar y el control parental); por otro, algunos críticos la consideran una forma de institucionalizar controles que pueden afectar poblaciones vulnerables.
Los grupos defensores de derechos civiles han manifestado preocupación por las posibles implicancias futuras. En palabras de Jennifer Dorfman, vocera del grupo texano RightsWatch:
“Algunas de estas reformas, aunque presentadas con buenas intenciones, pueden limitar el acceso a procesos democráticos o reforzar marcos que excluyen a comunidades enteras.”
¿El precedente de otras reformas similares?
A nivel nacional, el llamado "parental rights movement" tomó fuerza con medidas como la ley "Parental Rights in Education" en Florida, apodada por muchos como "Don’t Say Gay", que limita discusiones sobre identidad de género en aulas. Texas viene ahora a consolidar este marco bajo una visión constitucional propia.
En cuanto al voto exclusivo para ciudadanos, el debate ha sido aún más sensible. En San Francisco, por ejemplo, se permite a los no ciudadanos votar en elecciones escolares. En Nueva York, se intentó permitir el voto a residentes legales permanentes en elecciones locales, pero fue revertido judicialmente. Texas marca así una postura frontal frente a esa tendencia: lo que era una norma operativa ahora está blindada constitucionalmente.
La participación: clave para el resultado
Ambas medidas fueron aprobadas con márgenes amplios. Esto refleja el perfil político del estado, donde el Partido Republicano conserva una sólida mayoría y ha promovido activamente estas propuestas. Sin embargo, algunos sectores proyectan un posible giro con el crecimiento demográfico de comunidades latinas y jóvenes, que podrían incidir en futuras elecciones.
Más allá de Texas: ¿se expande este modelo?
Es probable que lo sucedido en Texas sea visto como un modelo replicable en otros estados con control conservador. Según el American Legislative Exchange Council (ALEC), al menos 12 estados están considerando medidas similares respecto a los derechos parentales y otros 14 evalúan modificaciones en las leyes electorales vinculadas a la ciudadanía.
Estas elecciones podrían marcar una tendencia legislativa que se expandirá por el país en 2024 y más allá.
Minneapolis y el modelo de elección por rangos
En otro punto del país, se vivió una experiencia democrática muy diferente. En Minneapolis, las elecciones municipales se definieron a través del sistema de votación por orden de preferencia (Ranked Choice Voting), dado que ningún candidato obtuvo el 50% de los votos en su primera elección.
Este sistema, que permite a los votantes clasificar hasta tres candidatos por orden de preferencia, busca evitar segundas vueltas caras y fomentar mayor representación. El alcalde actual, Jacob Frey, está entre los más votados, junto al senador estatal Omar Fateh.
El contraste entre los modelos electorales de Texas y Minneapolis ilustra las distintas visiones que hoy dividen al país en torno a cómo debemos votar, proteger derechos, y definir el rol del Estado frente al ciudadano.
