Japantown en Salt Lake City: el espíritu indomable de una comunidad centenaria

Un hallazgo histórico en una iglesia japonesa revela la fuerza, fe y resistencia de una comunidad que se niega a desaparecer entre el concreto del desarrollo urbano

Una cápsula del tiempo que habla desde el pasado

Un acto de curiosidad histórica llevó a un descubrimiento emotivo y profundamente significativo en Salt Lake City. En los muros de la Japanese Church of Christ, una iglesia presbiteriana con más de 100 años de antigüedad, miembros de la congregación encontraron una cápsula del tiempo que contenía objetos y documentos que hoy se leen como un testimonio poderoso de fe, identidad y resistencia cultural.

La cápsula, oculta tras capas de concreto y ladrillo, fue extraída con cuidado con la ayuda de escáneres de radar. En su interior se hallaron reliquias como banderas cosidas a mano, una Biblia japonesa entregada en 1906 por una madre a su hija que emigraba a EE.UU., periódicos en inglés y japonés, una hoja decorada con brillantina con los nombres manuscritos de los maestros de escuela dominical y los artículos de incorporación de la iglesia.

La historia tras los muros: la vida de los primeros inmigrantes japoneses

La iglesia y su cápsula contienen no solo el legado espiritual, sino también la evidencia palpable de la comunidad japonesa que floreció en Salt Lake City a inicios del siglo XX. Impulsados por el auge de la minería y los ferrocarriles, miles de japoneses llegaron a Utah, estableciendo un Japantown vibrante y próspero. En sus mejores días, este vecindario albergó alrededor de 90 negocios japoneses: mercados de pescado, lavanderías, hoteles, restaurantes y templos budistas.

“Vemos los pensamientos, esperanzas y la fe de una comunidad que existía hace más de 100 años”, explicó el reverendo Andrew Fleishman. “Lo que ellos soñaban continúa sucediendo en el corazón de Salt Lake City”.

La decadencia de Japantown: entre la guerra, la expansión urbana y el olvido

La fortuna de Japantown cambió drásticamente durante la Segunda Guerra Mundial. Como en tantas partes del país, muchos líderes comunitarios japoneses fueron acosados, detenidos e internados. Esta persecución dejó heridas visibles e invisibles.

Pese a todo, la comunidad resistió por décadas —hasta que en los años 90 el crecimiento urbano asestó otro golpe fatal. La expansión del gigantesco Salt Palace Convention Center, junto con el desarrollo de hoteles, bares deportivos y arena para equipos de baloncesto y hockey, destruyó la mayoría de los negocios restantes. Hoy, de aquel antiguo Japantown solo quedan dos templos (uno budista y otro presbiteriano), una pequeña placa conmemorativa y un jardín japonés.

Empoderamiento a través de la memoria

Para Lynne Ward, anciana de la iglesia y descendiente de miembros fundadores, los objetos de la cápsula provocaron recuerdos de su infancia caminando con su madre a través del antiguo barrio japonés. Recuerda especialmente un mercado donde el dueño solía regalarle caramelos cítricos envueltos en papel de arroz comestible.

“Nuestros fundadores creían que aún habría una comunidad aquí para abrir esta cápsula 100 años después”, dijo Ward. “Ese mismo espíritu nos impulsa hoy a resistir en medio del olvido”.

El contexto histórico: Japantown como fenómeno nacional

Salt Lake City no fue única en su historia de migración japonesa y guetos urbanos. Ciudades como San Francisco, Los Ángeles y Seattle también albergaron sus propios Japantowns, o Nihonmachis, que crecieron como centros económicos, culturales y espirituales para los inmigrantes que llegaron desde finales del siglo XIX hasta principios del XX.

Sin embargo, el karma geopolítico y las dinámicas racistas del país amenazaron con destruir estos enclaves. El Decreto de Exclusión de 1924 cerró la inmigración asiática. Y durante la Segunda Guerra Mundial, la Orden Ejecutiva 9066 firmada por el presidente Franklin D. Roosevelt internó a más de 110,000 personas de origen japonés.

Muchos nunca regresaron a sus hogares. Las propiedades fueron vendidas en su ausencia, perdida su identidad barrial de forma forzosa. Aun así, en lugares como Salt Lake City, algunas comunidades resistieron incluso cuando la historia parecía llevarlas al olvido.

La iglesia como símbolo de resistencia cultural y religiosa

En un estado dominado por la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la Japanese Church of Christ simboliza con fuerza la permanencia de una minoría religiosa y étnica. Está inscrita en el Registro Nacional de Lugares Históricos y representa una rareza: un templo presbiteriano japonés en pleno corazón mormón.

Lo que comenzó con un grupo de fieles humildes ha perdurado, superando el racismo institucional, la guerra, la deslocalización comunitaria y las garras del desarrollo corporativo.

Hoy, la iglesia se encuentra rodeada por el nuevo proyecto Smith Entertainment District, una inversión multimillonaria que plantea elevar edificios, estadios y negocios modernos. Aunque los desarrolladores han prometido respeto, los líderes religiosos temen que los efectos colaterales acaben borrando lo poco que queda de Japantown.

Un llamado desde el pasado: ¿y ahora qué?

Al abrir la cápsula del tiempo, los miembros de la iglesia se sienten como guardianes de una historia viva. En sus palabras, el pasado les dio una misión: seguir existiendo.

“Ya pensamos en qué pondremos en nuestra propia cápsula del tiempo”, apuntó Ward con una sonrisa melancólica. La comunidad quiere transmitir su fuerza a futuras generaciones. No solo en términos materiales, sino como un recordatorio de que resistir también construye memoria.

La lucha por preservar la memoria: ¿hay oportunidad en el urbanismo?

En un momento en que muchas ciudades redescubren su pluralismo histórico, algunos urbanistas y sociólogos proponen que el desarrollo moderno debe dejar espacio para la memoria y la identidad local. Como dijo el historiador urbano Dolores Hayden, “los espacios urbanos no sólo deben rendir tributo al capital, sino también a las narrativas diversas que los hicieron posibles.”

Proyectos urbanísticos como el de Salt Lake City pueden optar por modelos de desarrollo inclusivo, que reconozcan explícitamente herencias culturales. Esto podría incluir museos barriales, rutas históricas, murales conmemorativos y fondos de preservación para templos y jardines.

La vida sigue en Japantown

Hoy, entre rascacielos y canchas de hockey, dos calles silenciosas aún recuerdan el murmullo del japonés, las flores en las vitrinas y los aromas del arroz pegajoso al vapor. La Japanese Church of Christ no es solo una reliquia; es una trinchera espiritual, una comunidad viva que, contra todo pronóstico, sigue diciendo: estamos aquí.

Y es que, como decía aquel mensaje en la Biblia japonesa: “El Señor es nuestra fortaleza y refugio.”

Un siglo después, esa fe todavía resuena entre las paredes de la pequeña iglesia en el corazón de Utah.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press