Rashid Shaheed y Brian Burns: Dos historias de impulso, talento y redención en la NFL

El receptor que acelera rumbo a Seattle y el cazamariscales que domina con los Giants encarnan trayectorias de lucha y perspectiva en medio de cambios claves en la liga

Dos figuras en ascenso en medio de contextos distintos

En una NFL que nunca duerme, las historias de superación, redención y hambre de victoria son omnipresentes. Particularmente llamativas son las recientes vivencias de dos jugadores que están dejando huella por razones diferentes: Rashid Shaheed, el nuevo receptor de los Seattle Seahawks, y Brian Burns, la pesadilla de los mariscales con los New York Giants. Cada uno, desde su trinchera, representa lo que significa aprovechar cada oportunidad y redefinir lo que es ser un profesional de élite.

Shaheed: velocidad, determinación y una nueva casa en Seattle

Nacido en una familia de atletas de pista y campo, Rashid Shaheed parecía destinado a correr. Literal y figuradamente. Su llegada a los Seahawks desde los New Orleans Saints marca un nuevo capítulo para un jugador que en su último año de contrato se perfila como una joya sin pulir.

En lo que va de temporada, Shaheed suma 44 recepciones, 499 yardas y dos touchdowns, además de 158 yardas combinadas en devoluciones. Estas cifras lo ponen en línea para la mejor campaña de su carrera y lo consolidan como una amenaza doble: en ofensiva aérea y equipos especiales.

El contexto perfecto: Seattle y una ofensiva en auge

Los Seahawks marchan con un prometedor récord de 6-2, y su pasador, Sam Darnold, encuentra en Shaheed un blanco ideal, más aún considerando la posible ausencia de Cooper Kupp. El equipo ya ostenta una de las mejores ofensivas aéreas de la liga —noveno en yardas por pase— y cuenta con Jaxon Smith-Njigba como receptor estrella.

La incorporación de Shaheed, a juicio del entrenador Mike Macdonald, “no fue para tapar huecos, sino una oportunidad para sumar talento”. La química entre Shaheed y el coordinador ofensivo Klint Kubiak, quien ya lo conocía de su paso con los Saints, es otro buen augurio: “Estoy feliz de estar conectado de nuevo con Kubiak. Él sabe de lo que soy capaz”.

Un ‘underdog’ de manual

Shaheed no fue seleccionado en el Draft tras cinco años en la pequeña Weber State, pero es precisamente esa ruta menos trillada la que lo transformó en un jugador resiliente, hambriento y agradecido. “Estoy acá para quedarme”, dijo a la prensa con entusiasmo. En una liga donde cada centímetro cuenta, su historia inspira.

Brian Burns, el cazamariscales que redefine el liderazgo silencioso

Si la historia de Shaheed es la del guerrero que busca su reconocimiento, la de Brian Burns es la del hombre que lo tiene todo para brillar, incluso cuando su entorno se desmorona. Con los Giants sumidos en una dolorosa racha de tres derrotas consecutivas y un récord de 2-7, Burns ha emergido como el mejor jugador de la plantilla.

El líder en capturas de la NFL con 11 está a solo dos de superar su marca personal. A sus 27 años y en su séptima temporada, ha logrado al menos una captura en todos los partidos excepto uno. Lo destacable no es solo su productividad, sino su liderazgo callado.

Disciplina, mentoría y ética sin concesiones

“No te aburras del proceso”, le repite Dexter Lawrence. Burns lo escucha y predica con el ejemplo. Guía a jóvenes talentos como Kayvon Thibodeaux y Abdul Carter, no con discursos inflamados, sino con la consistencia de su trabajo: “Quiero ser el tipo que nunca baja los brazos”.

Desde su llegada procedente de los Carolina Panthers —con quienes acumuló un decepcionante 24-59 en cinco temporadas—, Burns no solo ha subido su producción, sino que ha personificado lo que significa sobresalir incluso en equipos perdedores. Una cualidad rara que, según Rakeem Nunez-Roches, “representa la base del profesionalismo: haz tu trabajo, aunque todo lo demás se derrumbe”.

Preparación milimétrica: la clave del salto de calidad

Bajo una rutina rigurosa, Burns siempre entra al campo con un plan: “Me preparo como si ya tuviera las respuestas del examen”, afirma. Esa mentalidad lo mantiene afilado, incluso enfrentando molestias físicas que no permiten descansos —actualmente juega con un cabestrillo en la muñeca derecha—.

Sus palabras son elocuentes: “Las lesiones son inevitables. La clave es encontrar cómo sortearlas y rendir al más alto nivel”. Es por eso que ni una defensa que se ubica en el puesto 29 de 32 empaña sus esfuerzos individuales.

Dos caminos de fuego, una misma esencia

Lo que une a los caminos de Shaheed y Burns no es el equipo, la posición ni el contexto competitivo. Es la misma convicción inquebrantable de apostar por sí mismos y dejar una huella en la NFL moderna.

Shaheed tiene la esperanza de convertir su paso por Seattle en una estadía a largo plazo. Burns, por su parte, parece decidido a demostrar que los títulos de Pro Bowl no son su techo. Ambos representan una generación de deportistas que entienden la liga como una plataforma de transformación personal.

Cuando la temporada regular avance y lleguen los duelos de eliminación, no sería raro ver a estos nombres dominar titulares. Porque en la NFL, el talento lleva lejos, pero la ética y la resiliencia te hacen inolvidable.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press