¿El final de la guerra comercial? Análisis del giro en las relaciones entre China y EE.UU.

Las recientes señales de distensión entre Biden y Xi podrían marcar un nuevo capítulo en la economía global, pero ¿cuánto impacto real tendrán las medidas anunciadas?

Por mucho tiempo, la guerra comercial entre China y Estados Unidos ha definido una etapa de incertidumbre en el comercio global. En octubre de 2025, los datos reflejan una contracción de las exportaciones chinas, con una caída preocupante del 25% en los envíos hacia Estados Unidos. Aunque los líderes de ambas potencias han acordado una distensión, ¿es esto suficiente para revertir los efectos de años de tensiones?

Radiografía económica: octubre en números

Según datos de aduanas chinas, las exportaciones generales del país cayeron un 1.1% en octubre de 2025 respecto al mismo mes del año anterior. Esto contrasta marcadamente con el crecimiento del 8.3% registrado en septiembre, lo que sugiere un enfriamiento repentino. Si bien la comparación está afectada por una base elevada en 2024 (cuando las exportaciones se dispararon más del 12.6%), también hay factores estructurales en juego.

Los envíos a Estados Unidos han disminuido a doble dígito durante siete meses consecutivos. Al mismo tiempo, China ha buscado diversificar sus mercados, con exportaciones a Sudeste Asiático y África ganando protagonismo.

Importaciones: ¿una leve señal de recuperación interna?

Las importaciones crecieron un 1% en octubre, por debajo del 7.4% alcanzado en septiembre. Este modesto aumento refleja una economía aún debilitada por una prolongada crisis en el sector inmobiliario y una demanda interna débil.

Trump, Xi y una tregua comercial esperada

Durante su reunión en Corea del Sur a finales de octubre, Donald Trump y Xi Jinping acordaron una reducción de tarifas y la suspensión de nuevos aranceles portuarios entre sus países. En un gesto de buena voluntad:

  • China suspendió algunos controles de exportación sobre tierras raras durante un año.
  • Se comprometió a comprar más soja y productos agrícolas estadounidenses.
  • Los EE.UU., a su vez, aliviaron algunas sanciones sobre empresas tecnológicas chinas.

¿Qué significado tiene esta tregua?

Según Goldman Sachs, se espera que el volumen de exportaciones chinas crezca entre un 5% y 6% anual en los próximos años, reforzando su participación en el mercado global. No obstante, los analistas son cautos:

“La reducción de aranceles como parte del más reciente acuerdo puede ofrecer un ligero impulso, pero no se reflejará hasta finales del cuarto trimestre”, explicaron Leah Fahy y Zichun Huang, economistas de Capital Economics.

Otros como Wei Li, de BNP Paribas Securities en China, opinan que cualquier mejora significativa en exportaciones probablemente se verá en el primer trimestre de 2026, acelerándose hacia el segundo.

Contexto histórico: Las guerras arancelarias no son nuevas

La historia del comercio internacional ha estado llena de enfrentamientos. En 1930, durante la Gran Depresión, EE.UU. aprobó la famosa Smoot-Hawley Tariff Act, aumentando aranceles de más de 20,000 productos. El resultado fue desastroso: el comercio se contrajo dramáticamente y muchos historiadores creen que exacerbó la depresión global.

Desde entonces, se han creado organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC) para desincentivar este tipo de medidas proteccionistas. Sin embargo, la guerra comercial iniciada entre EE.UU. y China en 2018 demostró que, incluso en la era globalizada, los conflictos arancelarios siguen siendo herramientas políticas.

Impacto sobre terceros países

La tensión entre estos gigantes repercutió más allá de sus fronteras. Economías del Sudeste Asiático, como Vietnam y Malasia, vieron incrementadas sus exportaciones como alternativa a China. América Latina, especialmente Brasil y Argentina, se beneficiaron al aumentar sus ventas de productos agrícolas al país asiático.

Sin embargo, también hubo desafíos. La incertidumbre global redujo las inversiones directas extranjeras y afectó la planificación de negocios que dependen de cadenas de suministro trasnacionales.

China se abre (otra vez) al mercado global

En la Feria Internacional de Importaciones de China realizada en Shanghái, el primer ministro Li Qiang reafirmó el compromiso de su país con el comercio libre. En palabras del mandatario:

“China abrazará los mercados abiertos y el libre comercio, mientras seguimos rechazando restricciones económicas que afectan de manera desproporcionada a los países en desarrollo”.

¿El fin de la era proteccionista?

Expertos señalan que, pese a los gestos conciliadores, hay fuerzas estructurales que impiden el retorno a los tiempos anteriores al enfrentamiento comercial. Algunos elementos que podrían frenar una liberalización completa incluyen:

  • Competencia tecnológica estratégica: La rivalidad en sectores como inteligencia artificial, semiconductores y 5G no ha disminuido.
  • Seguridad nacional: EE.UU. sigue utilizando el argumento de seguridad para limitar adquisiciones chinas en empresas tecnológicas.
  • Reconfiguración de las cadenas de suministro: Algunas empresas prefieren el onshoring (retorno de producción a su país de origen) como respuesta a la incertidumbre.

¿Quién ha ganado hasta ahora?

Un análisis de Brookings Institution en 2024 halló que ambas economías han sufrido. El PIB de EE.UU. creció un promedio 0.3% menos anual durante el periodo 2019-2023 debido a represalias comerciales. Mientras tanto, China vio una desaceleración de inversiones extranjeras y exportaciones.

Sin embargo, compañías como Apple, Tesla y Qualcomm han iniciado desvinculación parcial de la manufactura china, optando por India, Vietnam o incluso México. Esto sugiere una tendencia que puede continuar a pesar de los tratados políticos.

Expectativas para 2026

¿Qué podemos esperar? De confirmarse una reducción sostenida de tarifas y estímulos comerciales mutuos, cabe anticipar:

  • Reactivación de exportaciones chinas a EE.UU.
  • Mejora en la confianza empresarial global
  • Mayor comercio agrícola bilateral
  • Reducción temporal de la inflación impulsada por costos

No obstante, analistas como Mary E. Lovely, del Peterson Institute for International Economics, avisan:

“Los daños ocasionados a largo plazo no desaparecen de un día para otro. Aún si las relaciones mejoran, la cooperación plena requerirá tiempo, transparencia y voluntad política sostenida”.

Reflexión final

Los recientes anuncios representan una ventana de esperanza en una era de rivalidades geoeconómicas. Pero más allá de los gestos diplomáticos, será fundamental observar con lupa la evolución de las cifras comerciales en los próximos meses. La recuperación no dependerá solo de la voluntad política, sino también de factores estructurales como la inversión, innovación y consumo interno en ambas potencias.

El comercio internacional es uno de los motores de la economía mundial. Lo que sucede entre EE.UU. y China impacta desde una maquiladora en Tijuana hasta un puerto en el África subsahariana. Mantengamos la mirada atenta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press