Caos aéreo en EE. UU.: Cómo el cierre del gobierno amenaza los viajes durante Acción de Gracias
Reducción de vuelos por parte de la FAA en 40 aeropuertos inquieta a viajeros; miles anticipan cancelaciones y caos en plena temporada alta
El cielo estadounidense enfrenta más turbulencias, y no precisamente por el clima. A medida que se agudiza el cierre parcial del gobierno federal de EE. UU., la Administración Federal de Aviación (FAA) ha anunciado una medida sin precedentes: la reducción del tráfico aéreo en 40 aeropuertos a partir del viernes. Esta acción preventiva busca mitigar los efectos devastadores del agotamiento que sufren los controladores aéreos federales, quienes trabajan sin remuneración desde hace semanas, en lo que ya es el cierre más largo en la historia del país.
¿Qué significa esta reducción?
La decisión se refiere a un recorte del 10% del tráfico aéreo en algunos de los aeropuertos más concurridos de la nación, incluyendo los principales hubs de Atlanta, Nueva York, Los Ángeles, Chicago, Miami, San Francisco y Denver. También afectará aeropuertos en al menos 27 estados, y se esperará que la mayoría de estos cambios se reflejen en vuelos regionales y rutas menos frecuentadas.
Según declaraciones oficiales, el objetivo es reducir la carga operativa en un sistema que ya operaba al límite antes del cierre. Desde hace meses los controladores trabajan seis días a la semana, con horas extra obligatorias. Ahora lo hacen sin salarios, sin saber cuándo mejorará la situación.
“Están agotados, sin paga y aún mantienen en pie la seguridad de uno de los sistemas de aviación más complejos del mundo. Son los verdaderos héroes invisibles”, comentó Joseph Trainor, un viajero frecuente entre Nueva York y Florida.
El miedo al caos: así reaccionan los viajeros
El anuncio ha desatado una ola de preocupación, sobre todo entre quienes planeaban viajar para Acción de Gracias, una de las épocas de mayor tráfico aéreo en EE. UU.
Talia Dunyak, de 31 años, tenía previsto volar desde Viena a Filadelfia para conocer a su sobrina recién nacida y participar en reuniones laborales. “Es una época bastante compleja para viajar, y no hay muchos vuelos directos. Siento que voy a terminar atrapada en una pesadilla”, expresó.
Otros planean evitar completamente los aeropuertos. Laura Adams, residente de Vero Beach (Florida), decidió que conducirá más de 10 horas hasta Alabama para pasar las fiestas con la familia de su esposo. “No quise arriesgarme a que cancelen el vuelo. Prefiero el viaje largo que las horas varadas en una terminal”, explicó.
Jennifer Dombrowski, estadounidense residente en Francia, cambió su itinerario para evitar aeropuertos estadounidenses. Volará a Toronto (Canadá) y conducirá hasta Erie (Pensilvania) para ver a su padre, diagnosticado con cáncer terminal.
¿Qué dicen las aerolíneas?
Las principales aerolíneas, como United, Delta y American Airlines, han ofrecido reembolsos incluso en pasajes que normalmente no los permitirían, con tal de reducir la presión operativa. United ha anunciado que enfocará sus recortes en rutas regionales, reduciendo el uso de aviones pequeños.
Sin embargo, estas medidas no son suficientes para calmar la inquietud. Trainor, quien ha cancelado múltiples vuelos, ya busca rutas alternativas para futuras semanas. “Una cancelación puede desencadenar un efecto dominó en toda la red aérea”, lamentó.
¿Qué hacer si tu vuelo se cancela?
- Revisa constantemente el estado de tu vuelo a través de las aplicaciones de las aerolíneas o la web de la FAA.
- No esperes llegar al aeropuerto para enterarte si tu vuelo ha sido cancelado. Es preferible hacer los arreglos desde casa.
- Utiliza redes sociales como X (antes Twitter). Las aerolíneas a menudo contestan más rápido ahí.
- Viaja con alguien que tenga estatus alto de viajero frecuente: al llamar con su número, quizás recibas una atención más ágil.
- Considera la opción terrestre: en este contexto, puede ser más fiable conducir o utilizar trenes y autobuses.
¿Tienes derecho a compensación?
En Estados Unidos, a diferencia de la Unión Europea, las aerolíneas no están obligadas a pagar compensaciones adicionales ni cubrir comidas o alojamiento aunque un vuelo sea cancelado. A menos que contrates un seguro de viaje —y este cubra interrupciones por shut down—, estás por tu cuenta.
El Departamento de Transporte ofrece información sobre las políticas de reembolso de cada aerolínea, pero los viajeros deben leer la letra pequeña cuidadosamente.
¿Por qué ocurre todo esto?
El cierre del gobierno federal ha detenido numerosos servicios, aparte del pago a empleados. Esto afecta parques nacionales, programas de asistencia alimentaria, inspecciones sanitarias y, ahora, a la aviación comercial. Mientras los legisladores continúan sin llegar a un acuerdo, miles de empleados federales enfrentan semanas sin cobro.
Los controladores aéreos —quienes gestionan el tráfico y garantizan la seguridad del espacio aéreo— han sido clasificados como “esenciales”, por lo que deben seguir trabajando sin recibir su sueldo.
“No sé si el gobierno entiende lo mucho que dependemos del tráfico aéreo, tanto para nuestras vidas como para la economía”, remató Trainor.
Una paradoja: menos vuelos durante una de las épocas más ocupadas
28.5 millones de pasajeros se desplazaron en avión durante Acción de Gracias en 2022, según la Transportation Security Administration. Este año se prevé una cifra similar, pero con menos personal y vuelos aún más limitados.
Kyle Potter, editor de Thrifty Traveler, explicó: “No es como cuando una sola aerolínea falla. Aquí es todo el sistema aeroportuario que se tambalea. Los perjuicios se expanden más allá de una compañía y afectan a varias ciudades simultáneamente”.
Mientras tanto, miles de viajeros se preparan psicológicamente —y logísticamente— para jornadas interminables, cancelaciones de último minuto y una de las temporadas festivas más complicadas en la historia reciente de la aviación estadounidense.
¿Se vislumbra alguna solución?
Hasta el momento, el estancamiento en el Congreso continúa, con las partes enfrentadas no solo por el presupuesto, sino por una profunda disputa ideológica. Mientras tanto, el sector aéreo, clave para la economía y la vida moderna, se enfrenta a una crisis silenciosa.
Y es que al final, cada despegue no solo requiere de un avión, sino también de controladores concentrados, sistemas funcionando sin errores y, por supuesto, un gobierno operativo. Si uno de esos elementos falla, el resto corre el riesgo de caer también.
