Trump, GLP-1 y el Costo de la Obesidad en EE.UU.: ¿Un Verdadero Cambio o Solo un Movimiento Político?

La nueva negociación con farmacéuticas promete precios más bajos y mayor cobertura para medicamentos contra la obesidad, pero persisten dudas sobre su impacto real

Un nuevo acuerdo que genera titulares

El expresidente Donald Trump ha anunciado recientemente un nuevo acuerdo con las farmacéuticas Eli Lilly y Novo Nordisk que promete ampliar la cobertura y reducir el precio de medicamentos populares contra la obesidad: Zepbound y Wegovy. Este movimiento busca responder a un clamor popular: el altísimo coste de los nuevos tratamientos contra la obesidad, una enfermedad que afecta a cerca del 42% de los adultos en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

¿Qué son los GLP-1?

Los medicamentos mencionados pertenecen a una nueva generación de tratamientos contra la obesidad denominados agonistas del receptor GLP-1 (glucagon-like peptide-1), que actúan sobre hormonas intestinales y cerebrales regulando el apetito y la saciedad.

  • Efectividad: En ensayos clínicos, los pacientes han logrado perder entre el 15% y el 22% de su peso corporal —lo que puede traducirse en más de 50 libras o 22 kg.
  • Modo de uso: Se comienza con dosis pequeñas que aumentan progresivamente dependiendo de la respuesta del paciente.
  • Carácter crónico: Al igual que la hipertensión o la diabetes, la obesidad requiere tratamiento continuo.

Un precio que impide el acceso

Uno de los mayores impedimentos para los pacientes ha sido su costo. Las versiones actuales inyectables de estos fármacos tienen un precio promedio de $500 USD mensuales. Para personas sin seguro médico o con cobertura limitada, esto representa una barrera insuperable.

Incluso quienes tienen seguro enfrentan copagos elevados que pueden alcanzar hasta $150 por mes, lo cual hace inviable el tratamiento de por vida para muchos. La situación se agrava si tenemos en cuenta que la mayoría de las pólizas, incluyendo Medicare y Medicaid, no consideran la obesidad como criterio exclusivo para reembolso.

¿Qué incluye el nuevo acuerdo?

El nuevo acuerdo anunciado por Trump intenta responder a estas limitaciones con una batería de medidas:

  • Ampliación de cobertura de Medicare para pacientes con obesidad severa o comorbilidades a partir del próximo año.
  • Precios reducidos para pacientes sin cobertura, mediante el programa TrumpRx, que permitiría adquirir los medicamentos directamente desde fabricantes por precios iniciales de $349, reduciéndose progresivamente hasta llegar a los $245 en dos años.
  • Versión oral de los GLP-1 por tan solo $149 USD al mes —si obtienen aprobación regulatoria.
  • Medicaid estatal y federal también se verá beneficiado con precios más bajos.
  • Copagos de solo $50 para los beneficiarios de Medicare que cumplan los requisitos.

¿Realmente bajarán los precios?

Aunque el acuerdo parece prometedor, expertos y defensores de pacientes advierten que aún es incierto cuánto de este recorte de precios se trasladará realmente al consumidor. Según Drug Channels Institute, los precios nominales pueden bajar, pero el costo final dependerá de factores como la competencia y la negociación con aseguradoras.

Reacciones de la comunidad médica

Profesionales como la Dra. Leslie Golden, especializada en medicina de la obesidad, han aplaudido el anuncio, pero también han manifestado cautela. Golden afirma que el 75% de sus más de 600 pacientes luchan para pagar estos medicamentos, incluso teniendo cobertura. Algunos incluso han tenido que trabajar horas extras o retrasar la jubilación para continuar su tratamiento.

La Dra. Angela Fitch, fundadora del centro médico knownwell, ha sido más enfática: “Necesitamos un héroe en la atención a la obesidad”, señaló. Destacó que el acuerdo podría representar el primer paso para una democratización del acceso a medicamentos altamente eficaces.

La obesidad y la desigualdad en salud

Uno de los puntos fuertes del discurso político ha sido vincular la obesidad con la pobreza, una relación que, como aseguran múltiples estudios, es inequívoca. El secretario de Salud y Servicios Humanos, Robert F. Kennedy Jr., lo dijo sin rodeos durante el anuncio: “La obesidad es una enfermedad de la pobreza”.

Los datos lo confirman. Según un análisis del Journal of the American Medical Association (JAMA), las tasas más altas de obesidad se encuentran en las poblaciones con menores ingresos, menos acceso a alimentos saludables y condiciones de trabajo más sedentarias. Para estas poblaciones, una píldora de $500 dólares es sencillamente inaccesible.

¿Una jugada política o convicción real?

El anuncio también llega en un momento donde el expresidente Trump busca consolidar apoyo frente a unas elecciones reñidas, especialmente en estados claves donde la economía doméstica es el tema central de preocupación. Según encuestas recientes:

  • El 53% de los votantes en Nueva York dijeron que el costo de vida es su principal preocupación.
  • En Virginia, un 50% de los votantes opinaban lo mismo.
  • En New Jersey, la demócrata Mikie Sherrill ganó el voto económico por un margen del 2:1.

La actual administración ha presentado su propuesta como una alternativa más equitativa a la de su predecesor, Joe Biden, quien ya había intentado incluir los medicamentos para la obesidad en la cobertura de Medicare, pero sin exigir concesiones en los precios.

Las farmacéuticas: ¿ángeles o villanos?

Las empresas farmacéuticas han estado en el punto de mira durante años por sus prácticas de precios. Según un informe reciente de Statista, Eli Lilly generó más de $9.000 millones USD en ventas solo en lo que va del año con Zepbound.

No sorprende que las empresas estén dispuestas a negociar un poco si eso les permite conservar su participación de mercado... y evitar regulaciones más estrictas.

Implicaciones a largo plazo

El paso dado por el gobierno de Trump, aunque llamativo, no garantiza un acceso universal ni un cambio sustancial en el paradigma de salud pública. Para que estas terapias sean sostenibles, se necesitará mucho más que precios más bajos:

  • Educación en salud pública
  • Regulación de seguros de salud
  • Campañas de alimentación y ejercicio
  • Investigación continua sobre efectos a largo plazo

Los GLP-1 también enfrentan retos clínicos: sus efectos secundarios incluyen náuseas, vómitos, diarreas y rara vez, pancreatitis. Además, la dependencia crónica del medicamento plantea preguntas éticas y médicas aún no resueltas.

¿Un modelo global en construcción?

La experiencia estadounidense tendrá inevitablemente repercusiones mundiales. Países como México, Brasil y Reino Unido observan con interés estas medidas de acceso, porque enfrentan epidemias similares de obesidad y sobrepeso. La clave será saber si lo que hoy es una estrategia electoral se convertirá realmente en un modelo sostenible de salud pública.

Mientras tanto, para millones de estadounidenses, la esperanza de alcanzar un peso saludable ya no será un privilegio para pocos, sino quizás una posibilidad más cercana —aunque todavía incierta.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press