Centros de datos en Michigan: auge tecnológico, impacto ambiental y debate energético
El crecimiento acelerado de la industria de los centros de datos en Michigan enciende el debate entre incentivos económicos e implicaciones ambientales y energéticas
El auge de los centros de datos en Michigan: ¿bendición económica o carga ambiental?
Michigan se posiciona como uno de los principales destinos emergentes para la instalación de centros de datos en Estados Unidos. Impulsados por la expansión de la inteligencia artificial y la necesidad de grandes volúmenes de almacenamiento digital, estos centros se multiplican en el estado como fábricas digitales modernas. Sin embargo, su rápido crecimiento está generando una controversia que alcanza no solo al campo económico, sino también al eje ecológico y político.
¿Qué es un centro de datos y por qué importa tanto en 2024?
Los data centers o centros de datos son instalaciones físicas que albergan miles de servidores informáticos. Estos equipos procesan y almacenan datos de servicios críticos como redes sociales, bancos, plataformas de streaming, inteligencia artificial, comercio electrónico, y mucho más.
En la era del big data y la inteligencia artificial generativa, los centros de datos se han convertido en la columna vertebral de la economía digital. Desde ChatGPT hasta Netflix, el funcionamiento de todos estos servicios depende de instalaciones que operan 24/7, consumiendo cantidades masivas de electricidad y, a menudo, agua para procesos de refrigeración.
El impulso de Michigan: infraestructura, incentivos y beneficios fiscales
El estado de Michigan está apostando fuerte por atraer a gigantes tecnológicos. Una de las medidas más significativas fue la aprobación de una exención del 6% en impuestos sobre ventas y uso para centros de datos de gran escala, con el objetivo de hacer más atractiva su operación local. Además, los reguladores adoptaron en 2024 un paquete de normas pioneras que exigen que las compañías energéticas como Consumers Energy establezcan contratos de largo plazo —de al menos 15 años— con estas industrias.
Según la Comisión de Servicios Públicos de Michigan, estas regulaciones tienen como objetivo evitar que la carga financiera de la infraestructura recaiga sobre los consumidores comunes. También buscan garantizar estabilidad para las compañías eléctricas que deben invertir cientos de millones de dólares en subestaciones y líneas de transmisión.
¿Cuánta energía consume un data center?
Las cifras son asombrosas. Un solo centro de datos de gran escala puede consumir más de 100 megavatios (MW), lo suficiente para alimentar a una ciudad pequeña. Algunos proyectos en negociación en Michigan abarcan una capacidad acumulada de hasta 5 gigavatios (GW) de consumo estimado, equivalente a la energía utilizada por 5 millones de hogares promedio.
Con el crecimiento del uso de inteligencia artificial, estas cifras aumentarán de manera exponencial. Según un informe de la Agencia Internacional de Energía (2023), se estima que los centros de datos, las redes y la inteligencia artificial podrían consumir hasta el 10% de la electricidad mundial para 2030.
El lado oscuro: preocupaciones ambientales y uso de recursos hídricos
Además de su colosal demanda energética, muchos centros de datos utilizan grandes volúmenes de agua para su sistema de refrigeración, algo clave para evitar el sobrecalentamiento de los servidores. Esto ha generado preocupación entre activistas ambientales de Michigan, quienes temen que el uso intensivo de agua y tierra —sobre todo en áreas rurales— tenga consecuencias a largo plazo para los ecosistemas locales.
La mayoría de estos centros requieren cientos de hectáreas para su edificación. Y en casos donde utilizan cooling by evaporation (enfriamiento por evaporación), sus necesidades de agua pueden ascender a millones de galones mensuales.
La resiliencia del sistema eléctrico en la mira
Michigan —como gran parte del Medio Oeste— no ha sido ejemplo de fiabilidad eléctrica. Por ello, se ha vuelto crucial garantizar que la integración de nuevos centros de datos no cause apagones o aumentos de tarifas para usuarios residenciales e industriales ya existentes.
Consumers Energy propuso en febrero un mecanismo que obliga a estas empresas a pagar incluso si abandonan o reducen sus operaciones, protegiendo así a la red y a los usuarios de asumir costos fantasmas. El modelo fue aprobado con algunas modificaciones, pero representa un precedente interesante para el resto del país.
DTE Energy vs Consumers Energy: dos caminos regulatorios opuestos
Mientras Consumers opta por transparencia y reglas claras, DTE Energy —la otra gran empresa energética de Michigan— prefiere contratos confidenciales. Esta compañía propone acuerdos individuales, evitando audiencias públicas. Una estrategia que ya generó reacciones adversas.
- El proyecto estrella de DTE es el centro de datos Stargate, planeado en el municipio de Saline. Se espera invertir más de $500 millones en infraestructura.
- Solicitaron una aprobación rápida bajo el argumento de que no implicará costos adicionales al consumidor. Sin embargo, críticos como Bryan Smigielski, activista de Sierra Club, advierten que la ausencia de claridad genera riesgos para todo el ecosistema energético.
- Incluso la Fiscal General de Michigan, Dana Nessel, solicitó una evaluación exhaustiva del contrato.
¿Centros de datos con energía limpia?
Este es quizás el punto más polémico. Michigan tiene como meta legal alcanzar el 100% de energía limpia para 2040. Sin embargo, las nuevas regulaciones no obligan expresamente a los centros de datos a usar energía renovable. Las utilidades deben presentar su plan hacia esa meta a partir del próximo año, pero mientras tanto, los acuerdos con data centers podrían comprometer una parte significativa del suministro actual basado en combustibles fósiles.
Daniel Abrams, del Environmental Law and Policy Center, resume esta preocupación: “Aunque el fallo incluye protecciones para consumidores, se perdió una gran oportunidad de alinear esta industria con las metas climáticas del estado.”
¿Burbuja tecnológica a la vista?
No pocos expertos advierten que el entusiasmo por la inteligencia artificial podría venirse abajo si la demanda no se concreta según lo esperado. De ser así, centros de datos planificados podrían quedar infrautilizados o abandonados, dejando costosas infraestructuras eléctricas sin uso real y con una deuda energética sobre los contribuyentes.
Este es uno de los principales argumentos de quienes critican la velocidad y opacidad con que se están aprobando contratos y leyes. ¿Qué pasa si se construye un centro de 200MW y en tres años queda vacío?
El futuro inmediato: contratos, tierra y agua en juego
A día de hoy, Michigan avanza con negociaciones para al menos cuatro centros de datos grandes, dos en etapa avanzada y otros dos en evaluación. Las ubicaciones varían, pero la mayoría se concentran al sur de la península baja, en zonas rurales cercanas a Grand Rapids y Monroe.
Y el movimiento apenas empieza. Las condiciones fiscales, la disponibilidad de tierra y los costos de la energía atraen cada vez más inversionistas. Sin embargo, la presión ciudadana también aumenta. Los próximos dos años serán clave para definir el rol de Michigan en esta nueva economía de silicio y servidores.
¿El modelo para Estados Unidos?
Si bien Michigan enfrenta desafíos únicos, su enfoque cauteloso pero atractivo podría convertirse en modelo nacional. La propuesta de Consumers Energy apunta a combinar desarrollo tecnológico con protecciones al consumidor y sostenibilidad a largo plazo.
No obstante, si se ignoran las implicaciones ambientales y la falta de transparencia persiste —como en el caso de DTE— el efecto boomerang podría dejar a Michigan como ejemplo de advertencia. Los centros de datos son claves para el futuro digital, pero construirlos sin consenso público y planificación ecológica es una receta para el desastre.
