El espejismo del pleno empleo en EE.UU.: cuando conseguir trabajo es más difícil que nunca

La baja tasa de desempleo contradice la realidad de quienes buscan empleo y se enfrentan a un mercado laboral congelado por la incertidumbre económica y política.

“Pleno empleo” con puestos vacantes que nunca se llenan

El desempleo en Estados Unidos ronda el 4.3%, una cifra generalmente asociada con estabilidad y crecimiento económico. Pero para muchos como Carly Kaprive, ese “pleno empleo” es solo un espejismo.

Con 32 años, experiencia como gestora de proyectos y más de 700 postulaciones enviadas tras su mudanza a Chicago, Carly sigue atrapada en una búsqueda laboral interminable. “Tuve entrevistas donde cancelaron el puesto durante el proceso. Literalmente decidieron no contratar a nadie”, cuenta. Su experiencia no es única. Brad Mislow, ex ejecutivo publicitario de 54 años, lleva tres años en empleos esporádicos como docente sustituto para sobrevivir.

El fenómeno del “boom sin empleo”

Diane Swonk, economista jefe de KPMG, denomina la situación actual como un “boom sin empleo”. El crecimiento económico continúa, las empresas generan beneficios y las grandes corporaciones resisten, pero hay una severa reticencia a aumentar sus plantillas.

Guy Berger, jefe de investigación en el Burning Glass Institute, señala lo que considera una economía dividida: “Los que tienen empleo están protegidos de despidos, pero los que lo han perdido están fuera del sistema. Nadie los deja reingresar”.

Contrataciones congeladas: el nuevo rostro de la crisis

Estas dificultades no son únicamente simbólicas. El índice de contratación cayó al 3.2% en agosto, el nivel más bajo fuera del periodo de pandemia desde marzo de 2013. En ese entonces, el desempleo era del 7.5% tras la crisis financiera global. Hoy, con la tasa en 4.3%, la falta de contrataciones prolonga los periodos de desempleo.

Según cifras de ADP, en octubre se añadieron solo 42,000 trabajos, una cifra minúscula comparada con los promedios pre-pandemia.

Factores que paralizan el empleo

  • Subidas de tipos de interés: La Reserva Federal ha mantenido tensiones en el crédito, lo cual hace que las empresas duden antes de invertir en nueva mano de obra.
  • Incertidumbre regulatoria: Cambios en políticas migratorias, tarifas comerciales e incluso las transformaciones impulsadas por la inteligencia artificial están creando un entorno impredecible.
  • Shut down del gobierno federal: Ha interrumpido varios servicios, incluido el Departamento de Trabajo, impidiendo el acceso a cifras oficiales del mercado laboral.

El impacto de la parálisis gubernamental en el sector aéreo

La Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés) ordenó una reducción nacional sin precedentes de vuelos, vinculada directamente al shutdown del gobierno. La medida afecta a 40 aeropuertos en más de 20 estados estadounidenses, incluidos Atlanta, Dallas, Denver, Los Ángeles, Miami y Newark.

Los controladores aéreos trabajan sin salario, con jornadas de seis días y horas extra obligatorias. El estrés y la carga les han llevado a ausencias crecientes, provocando una cadena de cancelaciones que llegó a más de 815 vuelos en un solo fin de semana, según FlightAware.

“Nunca he visto algo así en mis 40 años de experiencia”, afirmó Bryan Bedford, administrador de la FAA.

Los efectos secundarios: economía paralizada

Con aeropuertos restringidos, las aerolíneas han optado por reducir rutas en ciudades pequeñas y medianas, afectando la movilidad laboral. Hertz, en respuesta, reportó un aumento del 20% en alquileres de autos de ida.

Henry Harteveldt, analista del sector aéreo, advirtió que los viajeros deben prepararse para una “disrupción prolongada del sistema de transporte estadounidense”.

¿Dónde quedan las políticas públicas ante esta realidad?

Las políticas económicas parecen desalineadas con las necesidades reales de los ciudadanos. La narrativa del “pleno empleo” es útil para los titulares y las conferencias de prensa, pero no se traduce en oportunidades reales para quienes buscan trabajo.

Kaprive, Mislow y miles más viven una realidad que contradice las cifras oficiales. La desconexión entre los “insiders” del empleo (quienes están en nómina y se mantienen) y los “outsiders” (los desempleados) nunca ha sido tan amplia.

Comparaciones históricas: ¿qué tan único es este ecosistema?

Durante el periodo post-crisis de 2008, Estados Unidos lidiaba con una tasa de desempleo elevada, pero las contrataciones estaban en marcha. Hoy, el fenómeno es opuesto: una tasa baja de desempleo sin movilidad en el mercado laboral para los nuevos postulantes.

Esto apunta a un fenómeno inédito en la historia reciente estadounidense. No se trata de una recesión formal, sino de una retracción voluntaria del sector privado, mezclado con disfunciones políticas y tensiones sistémicas.

¿Una solución en el horizonte?

Las empresas deben confrontar una realidad: no se puede sostener un ecosistema económico saludable sin renovación laboral. Sin nuevas contrataciones y apuestas por el talento disponible, se corre el riesgo de crear una fuerza laboral estancada y con menor competitividad.

Por su parte, el gobierno necesita una reactivación urgente de sus instituciones. La parálisis informativa que genera la falta de datos oficiales de empleo impide la toma de decisiones con base real. Incluso herramientas privadas de análisis no logran sustituir la confiabilidad y profundidad de los informes públicos.

Los sectores más golpeados

Entre los más afectados por esta nueva dinámica de congelamiento laboral están:

  • Publicidad y medios: Con la contracción en presupuestos de marketing, miles de ejecutivos y creativos como Mislow han sido desplazados sin opciones de regreso.
  • Logística y distribución: UPS anunció despidos masivos, una señal alarmante para otros del sector.
  • Retail: Target y otras grandes marcas también recortan plantillas sin mostrar señales de nuevas contrataciones a corto plazo.

Una batalla desigual por un puesto de trabajo

El problema, en parte, radica en la dinámica interna de las empresas. Los procesos de selección se han vuelto extensos, impersonales y muchas veces automatizados por inteligencia artificial, lo cual limita la oportunidad de destacar.

Candidato tras candidato enfrentan sistemas que eliminan hojas de vida antes de llegar a un humano. Frente a este panorama, aumenta la frustración y, en consecuencia, la precariedad emocional de miles.

Reflexiones finales: ¿dónde está el verdadero termómetro económico?

La experiencia de los desempleados es real, palpable y merece atención. Más allá de la macroeconomía y los gráficos ideales, existe una fuerza laboral cada vez más cansada, desmoralizada y atrapada en procesos que no comprenden.

Es tiempo de hablar no solo de cifras, sino de personas. El verdadero indicador de estabilidad no es un 4.3% en la pantalla de Bloomberg, sino el tiempo que demora alguien en encontrar un empleo digno. Y hoy, en EE.UU., esa cifra no pinta nada bien.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press