Cuando alimentar a tu mascota se vuelve un lujo: El otro drama de los hogares con bajos recursos en EE.UU.
El retraso en los pagos del programa SNAP durante el cierre del gobierno agudiza el temor a abandonar mascotas por falta de recursos
Mientras millones de estadounidenses luchan por alimentarse en medio del actual cierre del gobierno federal, hay un drama paralelo que está tomando protagonismo: el riesgo creciente de que muchas familias deban abandonar a sus mascotas. El motivo: la interrupción o retraso de los pagos del programa SNAP (Supplemental Nutrition Assistance Program), conocido como cupones de alimentos.
Pero si bien SNAP no cubre la comida para mascotas, este beneficio permite a las familias liberar fondos para otras necesidades básicas —como alimento para sus perros y gatos—. Y cuando esas transferencias se retrasan o suspenden, el costo emocional y financiero se multiplica, tanto para las familias como para los refugios de animales que están viendo un aumento en solicitudes de ayuda.
La historia de Sarah Lungwitz: cuando alimentar a tu perro es tan difícil como comer
Sarah Lungwitz, una trabajadora de 46 años de una tienda de autopartes en Nueva Orleans, lo explica en pocas palabras: “No gano suficiente ni para pagar mis cuentas, mucho menos para comprar comida”. Ella es madre de dos adolescentes, pero también comparte hogar con una gata llamada Bambi y dos perros, Spike y Chloe. La pérdida temporal del subsidio federal la llevó a considerar algo impensable: entregar sus mascotas en adopción.
La única solución llegó por medio de un grupo llamado Care for Pets, una organización sin fines de lucro ubicada en Rockford, Illinois, que ha comenzado a atender no solo las necesidades veterinarias, sino alimenticias de las mascotas de familias vulnerables. Gracias a esta red, voluntarios consiguieron una tarjeta de regalo para que Sarah pudiera abastecerse. Algunos incluso acompañan a los beneficiarios por los pasillos de los supermercados, enseñándoles a maximizar cada dólar también para sus animales.
Las cifras detrás de un drama silencioso
Según Humane World for Animals, más de 20 millones de mascotas viven por debajo del umbral de la pobreza en Estados Unidos. La razón más común por la que los animales terminan en refugios es precisamente la imposibilidad económica de sus dueños para mantenerlos, asegura la portavoz del grupo, Kirsten Peek.
El problema se agrava en contextos como el actual, donde el cierre del gobierno —el más prolongado hasta la fecha— ha generado incertidumbre sobre el pago de beneficios. Miles de familias, tanto beneficiarios de SNAP como trabajadores federales, atraviesan un periodo sin ingresos fijos. Y cuando el dinero falta, muchas veces se hace un corte de lo que no parece “esencial”. Para muchos, dolorosamente, eso significa dejar atrás a su mascota.
Los refugios también sufren el colapso
La preocupación por un aumento masivo en los abandonos de animales no es infundada. El refugio New Leash on Life, en Lebanon, Tennessee, normalmente atendía entre 75 y 100 familias buscando comida para sus mascotas al mes. En octubre, ese número saltó a 125.
“Preferimos ayudar con comida que recibir otra mascota entregada,” declaró Angela Chapman, directora ejecutiva del refugio. “Eso desgasta tanto al animal como a la familia”.
En Nueva Orleans, el refugio Zeus’ Rescues duplicó su entrega de alimento para mascotas durante el mismo mes. Fundado hace dos décadas, nunca había visto tal demanda. “Es devastador emocionalmente”, expresó su fundadora Michelle Cheramie.
Comer donas en el cumpleaños no es solo una anécdota
Sarah Lungwitz cuenta cómo llegó a recurrir a un banco de alimentos para obtener algunas donas para el cumpleaños de su hija de 17 años. También va a visitar al psiquiatra por su PTSD y depresión severa. Fue un médico quien le recomendó adoptar un perro para salir más de casa.
Sus perros y su gata no solo son parte de su vida, son parte del camino para mantenerse en pie. Uno de ellos, un chihuahua, le ayuda con su salud mental. El otro, un bulldog americano de 36 kilos, le otorga seguridad como sobreviviente de violencia doméstica. “Gracias a ellos pude encontrar trabajo. Pero mantenerlos ahora es un desafío diario”.
Cuando las redes sociales salvan vidas animales
Un ejemplo de cómo la comunidad puede responder con rapidez lo dio Charley’s Angles Pet Initiative, una organización de Massachusetts liderada por la peluquera de mascotas Kandi Finch. Con solo publicar en Facebook un llamado de urgencia por alimento, recibió en pocas horas donaciones vía Venmo y promesas de comida.
“Estamos esperando, al menos por ahora, un gran aumento de solicitudes de ayuda”, declaró Finch. Su organización fue nombrada en honor a una perrita fallecida y se dedica a cubrir necesidades emergentes de animales en riesgo.
Cuando compartimos pan... ¡y croquetas!
Afortunadamente, algunos bancos de alimentos reconocen que en muchos hogares los animales son tan esenciales como cualquier miembro de la familia. “Sabemos que hay personas que alimentan primero a sus mascotas antes que a ellas mismas”, dijo Kim Buckman de Feeding Missouri, una red de bancos de alimentos en Missouri. Por eso, muchos de estos centros ahora también almacenan comida para mascotas.
Además, el uso de comida humana como suplemento para animales se ha normalizado. En algunos refugios, como Companion Animal Alliance en Baton Rouge, se entregan listas de alimentos humanos seguros para perros y gatos, con el fin de estirar las reservas lo más posible.
Impacto emocional: mascotas como soporte vital
Los beneficios de tener una mascota van más allá de la compañía. Según diversos estudios, los animales pueden reducir niveles de ansiedad y depresión, especialmente entre personas con trastornos como el estrés postraumático.
Una investigación publicada en 2019 por la Universidad de Washington encontró que las mascotas reducen la soledad en un 36% en hogares económicamente vulnerables. También se ha vinculado la compañía animal con una disminución en los síntomas de ansiedad social y una mejor disposición al trabajo fuera del hogar.
Por eso, la dificultad de mantenerlos representa no solo un problema logístico, sino un golpe emocional profundo para muchas personas. Como dice Katie Saari, quien acudió en busca de comida para sus perros en Nueva Orleans: “Ellos son más importantes para mí que yo misma. Son mis bebés”.
¿Cómo ayudar si no estás pasando por una crisis?
Si tus finanzas están estables, hay muchas maneras de ayudar:
- Donar comida a refugios locales.
- Ofrecerte como hogar temporal si alguna familia debe desprenderse temporalmente de sus animales.
- Colaborar económicamente con ONGs como Care For Pets o Zeus’ Rescues.
- Promover campañas en redes sociales para aumentar la visibilidad del problema.
No se trata solo de proteger animales, sino de proteger familias completas. En palabras de Angela Chapman del refugio en Tennessee: “Si ayudamos a cuidar las mascotas, estamos cuidando de la salud física y emocional de las personas que las aman”.
Porque, a fin de cuentas, el vínculo entre los humanos y sus mascotas es tan vital como invisible en muchas estadísticas oficiales. Y en tiempos de incertidumbre, ese lazo es uno que merece apoyo, respeto y protección.
