Ciudadanos UE buscan seguridad en G.Bretaña antes del Brexit

Ciudadanos comunitarios buscan asegurar su estatus legal en Gran Bretaña antes del Brexit

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Ciudadanos UE buscan seguridad en G.Bretaña antes del Brexit

Sam Schwarzkopf, un neurocientífico alemán en el University College de Londres, se sobresaltó al recibir una carta del gobierno británico informándolo de la denegación de su solicitud para la residencia permanente y que decía que debía prepararse para abandonar Gran Bretaña.

Como ciudadano de la Unión Europea tiene derecho legal a vivir en Gran Bretaña, y el resultado del referéndum popular que decidió la salida del país del bloque de 28 naciones no ha cambiado eso. Pero es uno de los cientos de miles de europeos que se enfrentan a la burocracia británica para confirmar su estatus legal y descubren que, a veces, el proceso solo incrementa su incertidumbre.

Schwarzkopf, que vive en el país desde 1999 y está casado con una británica, pensó que la petición de la tarjeta de residente permanente "sería una formalidad".

Su primera reacción al recibir la carta de rechazo que decía que debía prepararse para salir del país fue de sorpresa. Después se enfadó.

"Es indignante que utilicen comunicados como este, especialmente en este momento", dijo.

Schwarzkopf intentaba hacerse con una pequeña tarjeta azul con el logo del ministerio británico del Interior y las palabras "documento de residencia en Gran Bretaña".

Antes del referéndum para la salida del país de la UE celebrado del año pasado, la mayoría de la gente no sabía de la existencia de esa tarjeta. Los residentes de los países miembro de la Unión Europea pueden vivir y trabajar en todo el bloque, por lo que los comunitarios que residen en territorio británico no necesitan visados ni documentos especiales.

Esto cambiará una vez el país abandone la UE tras un proceso de divorcio de dos años que está previsto arranque el 31 de marzo. Pero nadie sabe exactamente cómo.

Gran Bretaña dice que terminará con la libre circulación e impondrá controles a la inmigración comunitaria, pero no ofreció más detalles. Tanto funcionarios británicos como de la UE dicen que los tres millones de ciudadanos del bloque que viven en Gran Bretaña, y el millón de británicos residentes en todo el bloque, deberían poder quedarse donde están. Pero no hay garantías formales ni una decisión sobre cuál será la fecha de corte para obtener la residencia legal.

Esto provoca nerviosismo entre los europeos residentes en Gran Bretaña y da a las antes desconocidas tarjetas de residencia un nuevo valor como prueba del estatus legal de los inmigrantes.

El número de tarjetas de residencia emitidas por el gobierno británico se multiplicó por siete entre el último trimestre del 2015 y el mismo periodo de 2016. En todo 2016 se registraron 240.000 solicitudes, una cifra que sobrepasó a las autoridades, que tenían otras 90.000 pendientes.

Los aspirantes tienen que rellenar un formulario de 85 páginas y aportar numerosos documentos, incluyendo nóminas, justificantes bancarios y otros que prueben su dirección.

Chris Jordan, de Brighton, en el sur de Inglaterra, pesó el material que envió su esposa alemana: un kilo (2,2 libras).

Más de un cuarto de peticionarios son rechazados, algunas veces por simples errores a la hora de cumplimentar el formulario. La negativa a Schwarzkopf se basó en que envió una copia de su pasaporte alemán en lugar del original.

Como él, otros solicitantes recibieron cartas del gobierno pidiéndoles que se preparen para abandonar un país que consideran suyo.

Schwarzkopf dijo que la redacción "amenazante" de las cartas "es realmente irresponsable".

Tras las quejas de Schwarzkopf y otros afectados, el ministerio del Interior dijo que cambió el texto de las misivas de rechazo "para aclarar que nadie que tenga derecho legal a quedarse en el país tiene que abandonarlo". Además se simplificó el proceso de aplicación, agregó.

A través de un comunicado, el departamento insistió en que "los derechos de los ciudadanos de la UE siguen igual mientras seamos miembros de la Unión Europea" y apuntó que "no hay obligación de que un ciudadano de la UE solicite la documentación que certifica la residencia permanente". Pero el anuncio no redujo el número de peticiones.

Los críticos acusan al gobierno británico de actuar de forma insensible, e incluso hostil, con quienes viven en el país desde hace años.

"Se pide a la gente que documente cada movimiento en sus vidas", lamentó Sarah Ludford, representante del partido Liberal-Demócrata, en la Cámara de los Lores a principios de mes.

Solicitantes como estudiantes o padres que no trabajan, que no cumplen con el requisito de estar oficialmente en el paro o buscando empleo, deben demostrar que durante su estancia en el país han tenido "seguro integral de salud".

Esto sorprende a muchos ya que el Servicio Nacional de Salud británico proporciona atención gratuita a todos los residentes, financiada con impuestos. Los países de la UE tienen acuerdos que garantizan que sus ciudadanos puedan recibir atención sanitaria en otros estados miembro.

Dora-Olivia Vicol, que estudia una maestría en la Oxford University, dijo que pasó semanas intentando obtener un documento en su país de origen, Rumanía, para demostrar que tenía cobertura médica.

"Tuve que buscar papeles, rastrear mis pasos e intentar encontrar mis registros", dijo Vicol, una antropóloga que, irónicamente, estudia las migraciones. "(Fue) como tener que autentificarme a mí misma y reclamar este derecho a estar aquí".

Vicol tuvo éxito con su solicitud aunque conoce a gente que no lo consiguió y que vuelve a intentarlo con ayuda de abogados especializados en inmigración. Pero es un proceso largo y costoso. Jóvenes profesionales bien educados como ella y sus amigos tienen recursos, pero no todos están en su situación, señaló.

Jonathan Portes, profesor de economía y políticas públicas en el Kings College London, manifestó que el sistema es "un completo desastre".

"Tenemos un proceso, el proceso para la residencia permanente, que claramente no es capaz de lidiar con unos miles de personas, menos aún con tres millones", dijo.

"Por lo tanto este proceso debe ser sustituido, tendrá que ser racionalizado. Todos en el gobierno lo saben, pero seguimos dejando que la gente lo solicite y después rechazamos a un tercio de ellos por estúpidos motivos burocráticos. Y por supuesto el resultado ha sido (...) que estamos difundiendo incertidumbre y confusión".

Mientras tanto, algunos solicitantes que consiguieron la tarjeta están reconsiderando quedarse en Gran Bretaña.

Schwarzkopf volvió a pedir la tarjeta y le fue concedida. Pero ya ha empezado a buscar empleos académicos en el extranjero.

"Estos últimos meses me han confirmado que me iré", dijo. "No sé cuándo, pero sé que será bastante pronto".

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La periodista de AP Jill Lawless está en Twitter en http://Twitter.com/JillLawless

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