¿Estados Unidos retrocede? El efecto Trump en los derechos LGBTQ+ y la lucha por la dignidad en World Pride 2025
La celebración del orgullo en Washington estuvo cargada de mensajes de resistencia ante la amenaza política de una segunda presidencia de Trump
Washington, D.C. — Lo que debería ser una celebración colorida de diversidad y amor se tornó en un grito de resistencia bajo cielos grises y un clima cargado de incertidumbre política. El día final del World Pride 2025 en la capital de Estados Unidos no fue solo una fiesta: fue una manifestación política, una trinchera ideológica para la comunidad LGBTQ+ en medio de un panorama sombrío generado por el regreso de Donald Trump a la presidencia.
"Esto no es solo una fiesta. Es una marcha por nuestras vidas"
Estas fueron las palabras expresadas por Ashley Smith, presidenta del directorio de Capital Pride Alliance, en un escenario frente al venerado Lincoln Memorial. Ante más de mil manifestantes portando banderas del arcoíris, trans, intersexuales, bisexuales y más, Smith lanzó un mensaje directo y desafiante. En lugar de euforia, el evento estuvo impregnado de solemnidad y urgencia: la comunidad LGBTQ+ se prepara para una batalla política que se percibe inevitable.
La edición 2025 del World Pride debería haber sido una gran conmemoración internacional, pero la asistencia fue notablemente menor. Muchos activistas declinaron asistir por miedo a la violencia o en protesta por las políticas del nuevo gobierno de Trump. Esto no es menor: hablamos de un evento que en el pasado ha atraído a más de 5 millones de personas en ciudades como Madrid o Nueva York. La ausencia masiva es, en palabras de Smith, "una llamada de atención".
El contexto político: una amenaza repetida
Durante su mandato previo, Trump revirtió políticas clave que protegían a personas trans en espacios como el ejército, el sistema educativo y centros de salud. Su regreso a la Casa Blanca ha sido acompañado por retórica anti-trans, ataques a los espectáculos drag y una agenda que ha encendido las alarmas dentro y fuera del país.
“Las personas trans solo quieren ser amadas. Todos queremos vivir nuestras vidas en paz”, dijo Tyler Cargill, un asistente que portaba un sombrero con una miniatura del Capitolio encima. Su atuendo extravagante ocultaba el pesar de muchos presentes: el miedo a ser borrados del mapa.
El eco de la historia: Stonewall y resistencia política
Solo basta mirar atrás para entender la importancia de esta concentración. El World Pride de 2019, celebrado en Nueva York, conmemoró el 50 aniversario de los Disturbios de Stonewall —la revuelta de 1969 que marcó el inicio de la lucha moderna por los derechos LGBTQ+. En 2025, esas barricadas simbólicas se reconstituyen frente a una Casa Blanca que muchos sienten como enemiga.
Citar a figuras como Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera no fue solo un gesto histórico. Fue una promesa de que, como en 1969, “si nos tocan, volveremos a resistir”.
Manifestaciones, seguridad y tensiones
En una demostración de organización sin precedentes, la ciudad de Washington fue blindada durante el fin de semana. Cerca de la ceremonia principal, Pennsylvania Avenue vibraba con los colores del orgullo pero también con presencia policial. Después de rumores sobre una posible intervención de grupos ultraderechistas como Proud Boys, los organizadores montaron vallas de seguridad en calles principales.
Si bien no hubo disruptores generales, un bar queer fue vandalizado la noche anterior al desfile, y se reportaron tres agresiones violentas en el área de Dupont Circle. Aunque la policía no confirmó si estaban vinculadas al Pride, muchos asistentes lo interpretaron como parte del nuevo clima hostil que se respira en el país.
El lado político del desfile
Nadie se salvó de las críticas en los discursos del domingo. Si bien el blanco principal fue la administración de Trump, también hubo llamados de atención a políticos demócratas que, en palabras de Tyler Hack del Christopher Street Project, “han abandonado nuestra causa”.
“Ser demócrata no es suficiente. Se necesita un apoyo sin vergüenza a la comunidad trans”, exclamó Hack desde el podio.
Una causa profundamente humana
Wes Kincaid, procedente de Carolina del Norte, condujo seis horas para estar presente este año. Sentado frente al espejo de agua del National Mall, expresó: “Hoy más que nunca es importante estar presente, demostrar que seguimos aquí”.
Entre las pancartas, había mensajes que iban desde el humor hasta el activismo sin concesiones: “Ban bombs, not bathrooms” (Prohíban las bombas, no los baños), “We will not be erased” (No seremos borrados), y “Fight back” (Resiste).
Un futuro en disputa
El 2025 está marcado por la polarización. Mientras algunos estados del país han ampliado leyes que protegen a personas LGBTQ+, otros han introducido legislaciones que limitan sus derechos. En 2023, por ejemplo, más de 500 propuestas legislativas anti-LGBTQ+ fueron introducidas en legislaturas estatales de EE.UU., según Human Rights Campaign. Es el número más alto desde que se tiene registro.
Para muchos jóvenes queer, esto no es solo política: es supervivencia. La generación Z, altamente movilizada, tiene un papel central en la lucha cívica por mantener —y reconquistar— sus derechos.
El papel de los aliados y las instituciones
Durante el evento, ondeaban radios de USAID junto a banderas arcoíris, y empleados públicos portaban carteles como “Orgulloso trabajador federal gay”. También se vieron paraguas decorados con logos de PBS y otras instituciones cuyos fondos enfrentan recortes.
Estas imágenes recuerdan que las políticas de odio no afectan solo a una comunidad aislada, sino al tejido democrático de la nación. Defender la diversidad también es defender la pluralidad informativa, el acceso a la cultura, y una visión más inclusiva del Estado.
Después de la lluvia, los arcoíris
Una lluvia fría cayó sobre los asistentes mientras cerraban los discursos y comenzaban la marcha. Muchos se retiraron, pero otros permanecieron con capas y paraguas temblorosos. Desde el escenario, una oradora sintetizó el espíritu del día: “La lluvia no nos detendrá. Y después de la lluvia, vienen los arcoíris.”
Detrás de cada lente brillante y cada bandera ondeando en la capital estadounidense, hubo un mensaje claro: el orgullo no es solo resistencia, también es esperanza. En un país fragmentado entre avances y retrocesos, el World Pride 2025 fue un eco colectivo de dignidad, lucha y amor firme contra la adversidad política.
Como en Stonewall, como en Pulse, como en cada marcha: seguimos en pie.