El Mundial de Clubes aterriza en EE. UU. con poco entusiasmo y muchas incógnitas

Pese a la participación de equipos y estrellas internacionales, las bajas ventas de entradas y la escasa expectación generan dudas sobre el éxito del torneo más ambicioso de FIFA

Un torneo ambicioso con un inicio frío

El tan esperado Mundial de Clubes 2025, promovido como una nueva era para el fútbol de clubes a nivel global, debutará este sábado en Estados Unidos bajo una nube de dudas y butacas vacías. El torneo reunirá a 32 equipos de todos los continentes, y aunque se celebra en uno de los países con mayor poder adquisitivo y con fuertes inversiones en el fútbol, las señales tempranas apuntan a que el evento podría estar lejos de ser el fenómeno global que FIFA prometió.

Precios dinámicos y entradas por los suelos

La venta de entradas ha sido una de las principales preocupaciones en los días previos al pitazo inicial. Por ejemplo, el partido inaugural entre el Inter Miami de Lionel Messi y el Al-Ahly de Egipto, programado para este sábado en el estadio Hard Rock de Florida, llegó a tener entradas que costaban $349 dólares en diciembre pasado. Sin embargo, apenas dos días antes del encuentro, estas se encontraban disponibles por menos de $80, según datos de Ticketmaster, el socio oficial de FIFA para la boletería.

Otros partidos reflejan una situación similar: entradas para el choque entre River Plate y Urawa Red Diamonds, el martes al mediodía en Seattle, se vendían por apenas $24. Un enfrentamiento entre Fluminense y Borussia Dortmund incluso tenía entradas a tan solo $23. Todo esto apunta a una baja demanda, al menos en algunos mercados y horarios.

Cierres de secciones y asientos reubicados

El problema ha escalado hasta el punto en que varias secciones completas de los estadios han sido cerradas al público. En Lumen Field (Seattle), se confirmó el cierre parcial de secciones, y en Philadelphia hubo reubicaciones de asientos. “Estamos haciendo mejoras dentro del estadio para optimizar la operación y asegurar la mejor experiencia posible”, indicó la organización en mensajes enviados a algunos aficionados.

Sin embargo, no se ofrecieron explicaciones claras sobre si estas modificaciones respondían a una falta de cobertura operativa, razones logísticas o simplemente a entradas invendidas. FIFA no ha ofrecido cifras oficiales ni comentarios transparentes sobre este tema.

FIFA mantiene el discurso optimista

A pesar del poco entusiasmo visible, la institución que rige el fútbol mundial mantiene su narrativa sobre el éxito potencial del torneo. Según FIFA, “se anticipan grandes asistencias y atmósferas eléctricas”. También se ha afirmado que fans de más de 130 países han comprado entradas, con EE. UU., Brasil, Argentina, México y Canadá encabezando las ventas.

No obstante, estas declaraciones contrastan con las promociones agresivas en redes sociales, las rebajas dinámicas de precio y la escasa visibilidad del torneo en medios estadounidenses, donde la Copa América y otros eventos deportivos acaparan mayor atención.

¿Demasiados partidos para tan poco interés?

Uno de los principales problemas podría ser el ambicioso calendario del torneo. Se disputarán un total de 63 partidos entre el 15 de junio y el 13 de julio, en 11 ciudades estadounidenses. Esto quiere decir que muchos juegos se celebrarán en horarios poco atractivos incluso para los públicos locales.

En la práctica, sólo algunos duelos han generado verdadero interés. El enfrentamiento entre Paris Saint-Germain y Atlético de Madrid en el Rose Bowl es uno de ellos, con entradas desde los $100 dólares. Para la final, el precio mínimo supera los $769.

¿Estados Unidos, territorio de fútbol?

A pesar de los avances del fútbol en EE. UU., eventos como el Mundial de Clubes nos recuerdan que el mercado sigue siendo limitado en comparación con los gigantes del fútbol global. Aunque Lionel Messi ha elevado el perfil de la MLS gracias a su fichaje por el Inter Miami, esto no ha sido suficiente para llenar estadios con clubes menos conocidos o encuentros fuera del horario estelar.

Lo cierto es que el público estadounidense sigue demostrando mayor afinidad por el fútbol en eventos anuales establecidos como la MLS Cup, la Copa América o incluso la Copa Oro, más que por un torneo que, en esencia, es una creación híbrida de FIFA para consolidar su control del fútbol de clubes.

Famosos sí, pero no infalibles

A pesar de contar con nombres célebres como Messi, Kylian Mbappé o Jude Bellingham, la falta de tradición del Mundial de Clubes pesa. A diferencia del Mundial de selecciones o la Champions League, este torneo aún no tiene arraigo emocional en los aficionados, y muchos clubes aún no son reconocidos en mercados como EE. UU.

Por ejemplo, para muchos estadounidenses, clubes como Urawa Red Diamonds, Al-Ahly, o Fluminense son completamente desconocidos. Incluso equipos tradicionales como River Plate, que sí tienen una importante comunidad hispana que los apoya, no despiertan necesariamente un interés masivo fuera de sus nichos.

¿Fracaso anticipado o lección para el futuro?

Mientras Gianni Infantino declaró esta semana que los fans deberían “ser parte de la historia”, los hechos muestran que la historia puede estar comenzando de forma muy tibia. Tal vez este Mundial de Clubes termine siendo más una lección de marketing para FIFA que una celebración del fútbol de clubes global.

Después de todo, hacer un torneo con 32 equipos e igualar la Champions League en prestigio requiere tiempo, paciencia y una estrategia anclada no solo en los ingresos, sino en el valor emocional que los aficionados sienten por sus clubes.

De momento, la FIFA tiene mucho por ajustar. Y aunque Messi esté sobre el césped de Miami, sin un respaldo real de los fans en las tribunas, este evento podría pasar más desapercibido que deseado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press