¿Cómo ayudar a los niños a enfrentar los grandes cambios del verano?

Desde mudanzas hasta nuevas escuelas, expertos explican cómo las familias pueden reducir el estrés infantil durante las transiciones importantes.

El verano es una época de cambios, y para los niños puede representar una montaña rusa emocional. Ya sea una mudanza, el cambio a una nueva escuela o la adaptación a una nueva estructura familiar, estos eventos pueden provocar ansiedad, tristeza y confusión en los más pequeños. Sin embargo, con el acompañamiento adecuado, también pueden convertirse en oportunidades de crecimiento personal y familiar.

El impacto emocional de los cambios en los niños

"Cuando las rutinas, los lugares familiares e incluso saber dónde están las cosas en la casa desaparecen de repente, obliga a los niños a reaprender su vida diaria desde cero", explica Victoria Kress, presidenta de la American Counseling Association. Esta situación puede desencadenar miedo al cambio, angustia y sensación de pérdida del control.

Según Kress, aunque estos cambios pueden ser perturbadores, también abren la puerta a nuevas oportunidades de crecimiento. La clave está en cómo se manejan estas transiciones.

Un cuento para aliviar la ansiedad infantil

La autora Nadine Haruni vivió en carne propia una importante transición: mudarse con sus hijos pequeños y casarse, todo en una misma semana. Como reacción a ese momento decisivo, escribió el libro “Freeda the Frog is on the Move”, que narra la historia de una rana madre que ayuda a sus crías a adaptarse a un nuevo hogar. El mensaje de fondo es claro: está bien sentirse triste, nervioso o confundido ante el cambio.

Haruni señala que validar las emociones de los niños y permitirles expresarse es esencial. “Si escuchas de verdad, podrías sorprenderte. Lo que preocupa a un niño no siempre es lo que uno se espera”, comenta.

Consejos clave para acompañar a los niños durante una transición

Existen prácticas específicas que han demostrado ser útiles para acompañar a los niños en momentos de grandes cambios:

1. Hablarlo abiertamente

“La comunicación y la escucha activa alivian muchas ansiedades”, dice Haruni. Es importante explicar por qué se da el cambio, qué se puede esperar del lugar nuevo y qué beneficios puede traer.

  • Mostrar fotos o mapas del nuevo barrio o escuela puede generar cierta familiaridad
  • Si es posible, conocer a otros niños del nuevo entorno con anticipación puede reducir la ansiedad

2. Involucrarlos en el proceso

Hacer que los niños participen en tareas adaptadas a su edad, como empacar sus pertenencias o decorar su nuevo dormitorio, les da una sensación de control y seguridad.

“Enfocar la transición como una aventura puede cambiar su percepción”, añade Haruni. Lo importante es equilibrar lo nuevo con elementos del pasado que les hagan sentir seguridad: mantas favoritas, juguetes o decorar de forma parecida su habitación.

3. Mantener las rutinas diarias

Los rituales y horarios ordenados pueden ser claves para afrontar lo desconocido.

El psicólogo George M. Kapalka afirma que “demasiados cambios simultáneos desorganizan a cualquiera”. Mantener horarios de comida, rutinas de sueño y tradiciones familiares permiten que el niño conserve puntos de referencia estables en medio de tanto movimiento.

4. Crear espacios que se sientan familiares

Reorganizar espacios comunes de forma parecida a la casa anterior ayuda a mantener sensación de continuidad. También colocar objetos en los mismos lugares, como peluches en la cama o dibujos en las paredes.

5. Buscar acompañamiento profesional si es necesario

Algunas reacciones emocionales son normales durante una transición, pero Kress advierte que si los síntomas empeoran, persisten más de unas semanas o interfieren con la vida diaria, puede ser momento de consultar a un profesional.

Los indicadores pueden incluir:

  • Cambios drásticos en el comportamiento
  • Insomnio o pesadillas persistentes
  • Problemas en la escuela o retraimiento social

Reflexiones sobre el cambio y la resiliencia infantil

Las experiencias de cambio, aunque agitadas, pueden sentar las bases para una mayor resiliencia, autoestima y autonomía en los niños si se manejan con sensibilidad. Es esencial acompañarlos, darles un espacio para expresarse sin juicio, y mostrarles que cuentan con el apoyo incondicional de su familia.

Como señala Haruni, “la vida está hecha de cambios, y aunque enfrentarlos no siempre es fácil, con el acompañamiento adecuado los niños pueden descubrir nuevas formas de adaptarse, crecer y florecer en su entorno”.

El verano, con su espíritu de novedad y renovación, puede ser el escenario ideal para enseñar a los más pequeños que el cambio no tiene que dar miedo. Puede ser incluso emocionante si se aborda con amor, paciencia y una pizca de aventura.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press