Bad Bunny y su residencia en Puerto Rico: una revolución cultural desde el Caribe
El icónico artista convierte su isla natal en epicentro musical, político y económico con su gira 'No Me Quiero Ir de Aquí', cerrando con un histórico concierto transmitido globalmente.
Bad Bunny no solo llena estadios. También llena de orgullo a una isla entera. La residenca de conciertos No Me Quiero Ir de Aquí, que comenzó en julio y finalizará el 20 de septiembre con una transmisión especial de Amazon, se ha convertido en mucho más que un evento musical: es un manifiesto cultural y político que posiciona a Puerto Rico en el centro de la conversación global. Hoy, analizamos ese legado que Benito Martínez Ocasio está construyendo, más allá de las tarimas.
Una residencia con corazón boricua
Durante julio, Bad Bunny arrancó una residencia de 30 fechas en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot, también conocido como El Choli, el recinto más importante de la isla. Nueve de esas fechas fueron exclusivamente para residentes locales, una decisión atípica y poderosa que refuerza un mensaje: este show es para mi gente.
El anuncio de su concierto final, que coincide con el octavo aniversario del huracán María (20 de septiembre de 2017), marca un hito emocional — un acto conmemorativo que va más allá del espectáculo. Aquel huracán dejó más de 3,000 muertos, una devastación masiva y obligó a más de 100,000 puertorriqueños a emigrar. Este concierto final será también exclusivo para locales, pero con la diferencia de que será transmitido gratuitamente al mundo a través de Amazon Music, Prime Video y Twitch.
La música como protesta y memoria
Bad Bunny ha sido, desde su surgimiento, un portal de expresión para la juventud boricua y latinoamericana. Su más reciente álbum “Nadie Sabe Lo Que Va a Pasar Mañana” y el EP “DeBÍ TiRAR MáS FOToS” fusionaron ritmos modernos con una crítica constante hacia los problemas estructurales en la isla: apagones eléctricos, desplazamiento urbano por gentrificación, y la problemática histórica de seguir siendo un territorio no incorporado de Estados Unidos.
En entrevista con i-D Magazine, Bad Bunny fue claro al declarar que no visitará Estados Unidos en su próxima gira, y que lo hace en protesta simbólica por las políticas migratorias y el trato a sus compatriotas en el país continental: “hay cosas que me disgustan profundamente, y no puedo actuar como si nada”, dijo.
Estímulo económico tangible: cifras que respaldan al conejo malo
Más allá del efecto emocional y cultural, la residencia de Bad Bunny ha tenido un impacto económico concreto en la isla. Según datos del Departamento de Turismo de Puerto Rico, la ocupación hotelera en San Juan superó el 90% durante las fechas de los conciertos, y muchos hoteles reportaron números similares a los meses de alta temporada como diciembre o Semana Santa. Las aerolíneas también reportaron un incremento de tráfico de visitantes.
En total, se estiman más de 150,000 asistentes a lo largo del ciclo de shows, de los cuales una parte importante provino del extranjero, generando ingresos superiores a los $20 millones de dólares para la economía local, según reportes de medios puertorriqueños. El artista, que anteriormente ha cantado en barrios como Vega Baja y ha rodado videos musicales en zonas marginalizadas, ha sido siempre un embajador del orgullo patrio.
Amazon + Bad Bunny: alianza para el progreso comunitario
Junto al anuncio del concierto transmitido globalmente, Amazon detalló una colaboración más ambiciosa con el artista: se lanzará la plataforma “comPRa Local” (una mezcla de “compra” y “Puerto Rico”) donde se podrán adquirir productos de pequeños comerciantes puertorriqueños a través del sitio web de Amazon. Este canal servirá para visibilizar y potenciar la producción local.
La compañía también financiará programas educativos y tecnológicos en escuelas públicas, así como iniciativas de apoyo a la agricultura sostenible. Rocío Guerrero, directora de música latina para Amazon Music, declaró: “Nos sentimos orgullosos de esta alianza de varios años, que transforma el poder de la música en progreso tangible y duradero para la isla”.
Un fenómeno cultural: turismo musical y activismo pop
Lo que comenzó como una gira se ha transformado en un turismo cultural y musical sin precedentes en la isla. Visitantes de países como México, Colombia, Venezuela y España han llegado impulsados no solo por la música, sino también por el aura simbólica que reviste el evento.
Bad Bunny rompe las convenciones del pop: no lanza discos en navidad para vender más, sino cuando lo siente; no canta para agradar, sino para confrontar; no busca ser celebrado por el mainstream norteamericano, sino entendido por su comunidad. Su estética desafía la homofobia tradicional del reggaetón, su discurso trastoca al status quo político, y su presencia genera nuevas narrativas: Puerto Rico no es solo un destino turístico, sino una nación con historia, dolor, alegría y lucha.
Artistas invitados y la fuerza colectiva de la música latina
En sus conciertos ha compartido escenario con artistas como Rauw Alejandro, Arcángel, Young Miko y Villano Antillano, sumando distintos géneros y estéticas a la propuesta. El mensaje es claro: Puerto Rico no es una voz, es un coro de múltiples talentos, géneros y discursos.
El artista ha sido también firme defensor de las comunidades LGBTQ+ e impulsor de colaboraciones con voces femeninas. La presencia de Villano Antillano —una mujer trans— en un género ampliamente masculinizado como el trap latino habla del compromiso de Bad Bunny con la diversidad. Como dijo en los Latin Grammy 2020: “Estamos en un momento donde la inclusión no solo es necesaria sino inevitable”.
Bad Bunny y su legado: ¿el nuevo Bob Marley latino?
Comparar a Bad Bunny con leyendas como Bob Marley puede parecer osado, pero hay paralelismos fascinantes: ambos artistas surgieron de islas del Caribe, ambos denunciaron condiciones sociopolíticas desde el canto, y ambos universalizaron lo local. Mientras Marley convirtió al reggae en discurso contestatario, Bad Bunny ha hecho lo mismo con el reguetón: lo ha politizado, feminizado, localizado y elevado.
Su futura gira mundial, sin fechas en Estados Unidos, confirma que su identidad no se somete a los centros de poder. Elige Europa, América Latina y Asia. Desde el Caribe, conquista el mundo. Y lo hace hablando español, acompañado de tambores, letras de barrio y ritmos de resistencia.
Puerto Rico resuena con más fuerza que nunca
Cuando Bad Bunny canta “Puerto Rico está bien cabrón”, no es solo una afirmación festiva. Es un grito de poder, identidad y memoria. La isla sigue enfrentándose a crisis energéticas, inflación, fuga de talentos y dependencia política. Pero también está viendo cómo uno de sus hijos más célebres la pone en el mapa con dignidad y pasión.
La última noche de la residencia, vista globalmente desde plataformas como Prime Video y Twitch, será más que un concierto. Será un hito cultural para una generación caribeña, latinoamericana, migrante y orgullosa.
El conejo malo no se quiere ir de aquí... y nosotros tampoco queremos que se vaya.