Perú demuele mausoleo de reos de Sendero Luminoso muertos
LIMA (AP) — Las autoridades peruanas demolieron el sábado un mausoleo donde estaban enterrados ocho presos de la violenta organización maoísta Sendero Luminoso fallecidos en una matanza ocurrida en una cárcel hace más de tres décadas y reubicaron los restos en un cementerio ubicado en una barriada del norte de la capital.
El fiscal Javier Zapata confirmó a The Associated Press que los cuerpos fueron reubicados en nichos separados. Participaron más de medio centenar de policías y decenas de trabajadores del cementerio de Comas, un distrito capitalino. Luego de la reubicación de los restos, un tractor derribó el mausoleo de paredes de color crema que poseía en su interior una escultura de mármol que mostraba un mapa de Perú de cuya base emergía una mano que sostenía el globo terráqueo.
La destrucción del mausoleo y la reubicación de los restos se produjeron debido a que en noviembre se modificó una ley para permitir la destrucción de construcciones irregulares en cementerios. El mausoleo tenía condición irregular porque se construyó sin todos los permisos correspondientes. Al mismo tiempo la fiscalía consideró que el mausoleo era una apología al terrorismo, un delito en la legislación peruana.
Los familiares de los asesinados protestaron en las puertas del cementerio y solo pudieron ingresar cuando la construcción había sido destruida. Los deudos colocaron flores y carteles que decían “demolición es barbarie facista” o “en 1986 demolieron el pabellón donde vivían, hoy derrumban sus tumbas”.
“Sentí impotencia, indignación, rabia. El estado ni a los muertos deja descansar”, dijo a la AP Elviro Aponte, de 80 años, padre de uno de los reos muertos cuyos restos fueron retirados.
Los ocho murieron el 18 de junio de 1986 durante violentos motines en tres cárceles de Lima donde las fuerzas de seguridad mataron en total a 250 presos acusados de ser miembros de Sendero Luminoso.
La noche de la matanza, las fuerzas militares ingresaron a El Frontón, en una isla del Pacífico frente a Lima, donde mataron a 134 presos que se habían amotinado y no se rindieron. En otra cárcel, Lurigancho, murieron otros 114 que sí se rindieron y en la prisión femenina de El Callao otras dos internas. En la cárcel de El Frontón también murieron tres militares y un policía, de acuerdo con los conteos oficiales.
Los restos de los reos reubicados son los primeros del total de asesinados en el motín de 1986 que la fiscalía devolvió a sus familiares en agosto de 2016. Poco después los deudos los enterraron en una ceremonia donde se entonaron canciones que se escribieron días después de las matanzas. El mausoleo podía albergar hasta 51 nichos.
El develamiento del motín ocurrió en el primer gobierno del presidente Alan García (1985-1990). Los cadáveres fueron quemados y enterrados clandestinamente, pero fueron exhumados desde 2012 por el equipo forense de la fiscalía. En 2013 la fiscalía acusó a 35 militares por homicidio calificado y ejecuciones extrajudiciales y ha pedido entre 25 y 28 años de cárcel para ellos.
Según los expertos, en Perú existen alrededor de 6.462 cementerios clandestinos y solamente en la región Ayacucho, cuna de la insurgencia senderista, existe un sitio de entierro cada 3 kilómetros.
El conflicto armado entre las fuerzas de seguridad de Perú y Sendero Luminoso ocurrió entre 1980 y el 2000, durante los gobiernos de los presidentes Fernando Belaunde, Alan García y Alberto Fujimori. Murieron unas 70.000 personas, la mayoría peruanos pobres, de lenguas quechua o amazónicas, de acuerdo con una comisión de la verdad.
En 2018, durante la segunda sentencia a cadena perpetua sobre el líder histórico de Sendero, Abimael Guzmán, los jueces indicaron que la cúpula del grupo terrorista admitió que realizaron más de 100.000 acciones armadas durante las dos décadas de violencia que sometieron a Perú. Sendero buscaba conquistar el poder en el país sudamericano mediante el uso de la fuerza y convertirse en “la cuarta espada” del comunismo mundial.